El archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales en las II Jornadas de creaciones en papel organizadas por el Instituto de Patrimonio Cultural de España

Enredadera, nº 31, junio 2018

Mónica Vergés Alonso
vergesam@mncn.csic.es
Archivo. Museo Nacional de Ciencias Naturales (AMNCN-CSIC)
Madrid

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Resumen: En las II Jornadas “Creaciones en papel: tipologías y conservación”, organizadas por el Instituto de Patrimonio Cultural de España, en noviembre de 2017, el Museo Nacional de Ciencias Naturales presentó una ponencia sobre la colección de calcos de arte rupestre custodiada en su Archivo.

Palabras clave: Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas; papel de calco; papel convencional; arte rupestre; restauración y conservación.

 

Los días 22 a 24 de noviembre de 2017, el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) celebró las II Jornadas “Creaciones en papel: tipologías y conservación”, cuyas actas serán próximamente publicadas. Una vez más se quería insistir en la importancia indiscutible del papel como soporte del patrimonio documental, bibliográfico y obra gráfica custodiado en los archivos, bibliotecas y museos, y resaltar la versatilidad del papel como soporte de bienes culturales a través de obras que pertenecen al ámbito del conocimiento, la vida cotidiana y la creación artística.

Fue una enorme satisfacción que el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) fuera invitado a presentar una ponencia sobre su colección de calcos pues aunque la participación del MNCN es común en seminarios y congresos con sus homólogos europeos u otros institutos de investigación, su presencia es menos frecuente en jornadas vinculadas a la creación y al patrimonio artístico, por este motivo Begoña Sánchez Chillón, comisaria de la exposición Arte y Naturaleza en la Prehistoria [1] y yo misma, aceptamos con gusto la invitación.

Cierto es que las colecciones más conocidas y visitadas del MNCN, las zoológicas y geológicas, no son coincidentes en temas de preservación con los fondos de las instituciones invitadas a las Jornadas del IPCE como la Biblioteca Nacional, el Museo de la Casa de la Moneda y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, el Museo del Origami de Zaragoza -especializado en papiroflexia y plegado de papel-, el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, el Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación IVCR+i, el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, el Museo ABC, el Servicio de Conservación y Restauración de Patrimonio Bibliográfico, Documental y Obra Gráfica del IPCE, el Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Universidad Politécnica de Valencia, la Escuela de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid o el Departamento de Dibujo y Grabado de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, pero la colección en papel del Archivo del MNCN se ganó por derecho propio un espacio en estas jornadas.

Los fondos del Archivo del MNCN, esencialmente de contenido científico, que narran la evolución de la ciencia en España desde mediados del s. XVIII hasta el presente y resultan imprescindibles para aquellos investigadores que quieran escribir sobre la historia de la ciencia en nuestro país, incluyen una considerable colección iconográfica, nacida con afán naturalista, de investigación paleontológica y de estudio taxonómico y animal, que son también colecciones bellísimas y forman parte de nuestro patrimonio cultural en sus vertientes científica y artística.

La colección de calcos de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas –la CIPP-, despertó el interés de sus organizadores [2] por tratarse de un soporte en papel de alto contenido científico y arqueológico, único en el mundo, que estudió la paleontología y la prehistoria de la península ibérica prestando atención a las manifestaciones artísticas que nuestros lejanos ancestros dejaron en los abrigos y cuevas de la península ibérica.

Ilustración 1. Ciervos en la cueva del Queso (Albacete), 1915. ACN90C/001/01578, MNCN (CSIC).

Ilustración 1. Ciervos en la cueva del Queso (Albacete), 1915. ACN90C/001/01578, MNCN (CSIC).

Lo que sigue, es un breve resumen de la ponencia titulada: “La colección de calcos de arte rupestre del Museo Nacional de Ciencias Naturales. La Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas (1912-1936)[3].

La colección de calcos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, formada por casi de 2.500 dibujos realizados sobre papel translúcido o papel convencional de distinto gramaje, en distintos formatos, es el resultado del trabajo de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas (1912-1936), que durante casi 25 años, recorrió la geografía española copiando y reproduciendo el arte parietal en abrigos y cuevas con el objeto de estudiar y aportar nueva información al paleolítico superior y la paleontología del cuaternario. La Comisión, integrada en su totalidad por arqueólogos y paleontólogos españoles, marco una nueva era en el estudio de la prehistoria y reunió sus investigaciones en los 38 volúmenes de Memorias de la CIPP.

En el tomo I de las Memorias, Juan Cabré manifiesta su extrañeza por la poca atención que las pinturas rupestres merecieron, al principio, por parte de los entonces popes de la arqueología: el abad Henri Breuil, Émile Carthailhac o Denis Peyrony:

Extraño fue, que, interesados los prehistoriadores en la rebusca de piedras y huesos trabajados que determinaran las varias épocas de la industria y arte del hombre paleolítico, se les pasaran desapercibidos los frescos murales… que adornaban las paredes y techos de muchísimas cavernas en las que realizaban excavaciones. Tal como queda dicho, sucedía en todo el extranjero… pero en España, para gloria de la Patria, no pasó lo mismo.” (Cabré, 1915, T. 1: 53-54).

Porque nuestros arqueólogos tuvieron la perspicacia y la sensibilidad de comprender la importancia de las pinturas de los abrigos como una expresión esencialmente humana y de este modo hacer un estudio más completo de nuestros ancestros Homo sapiens, mientras otros, especialmente los arqueólogos franceses, estaban centrados en una pugna por establecer las distintas cronoculturas del paleolítico analizando, casi de forma exclusiva, la industria lítica.

La Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, dependiente de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, con sede en el MNCN, nace en 1912 para impulsar el conocimiento de la prehistoria y la paleontología en España. Se nombró director de la Comisión al Marqués de Cerralbo [4], ya por entonces reputado arqueólogo; a Eduardo Hernández-Pacheco, jefe de trabajos; y a Juan Cabré y Aguiló, comisario de exploraciones. En 1915, se incorpora a la Comisión como dibujante, el pintor Francisco Benítez Mellado.

Ilustración 2. Eduardo Hernández-Pacheco, jefe de trabajos de la Comisión de Investigaciones Paleontólogicas y Prehistoricas y director de la Comisión tras la muerte de Cerralbo. ACN008/001/15727, MNCN (CSIC).

Ilustración 2. Eduardo Hernández-Pacheco, jefe de trabajos de la Comisión de Investigaciones Paleontólogicas y Prehistoricas y director de la Comisión tras la muerte de Cerralbo. ACN008/001/15727, MNCN (CSIC).

Muchos prehistoriadores inminentes colaboraron con la Comisión: el Duque de Alba, el Conde de la Vega del Sella, Hermilio Alcalde del Río, Hugo Obermaier, Orestes Cendrero Curiel, Ismael del Pan, Paul Wernert o Pedro Bosch Gimpera entre otros. Estos hombres, a modo de romería científica, recorrieron de manera incansable la geografía española sin ninguna comodidad y mucho equipaje -rollos de papel y utensilios de dibujos, aparatos de mensuración, máquinas fotográficas y pesados paquetes de placas de vidrio-, en busca del recién bautizado arte parietal dibujado o grabado en las paredes de las cavernas y en los abrigos rocosos, revolucionando así la arqueología moderna.

Bajo el término “calco” la colección del MNCN incluye una gran variedad de documentos gráficos de carácter científico, entre los que podría distinguirse el calco propiamente dicho (papel transparente o translúcido) y los dibujos realizados sobre papeles convencionales de distinto gramaje y perímetro irregular. No olvidemos que los dibujantes en los abrigos contaban con rollos de papel en número limitado. Trabajaban y rasgaban el papel in situ en función del tamaño del dibujo a calcar. Los calcos fueron concebidos como obra previa a la publicación de las láminas definitivas.

Las técnicas utilizadas en la ejecución de los dibujos son el lápiz de grafito, el carboncillo, los lápices bicolores (rojo y azul), la tinta china, la sanguina, las ceras y pasteles, y también las acuarelas, aguadas o gouache para simular la textura y tono de la pared de la roca original.

La diferencia principal entre el uso del calco y del papel convencional estriba en el momento y modo de ejecución. El calco se realizaba in situ, bien apoyando el papel sobre la pared rocosa y deslizando el lápiz de grafito o carboncillo sobre el trazo de la pintura o del grabado original y milenario, bien a mano alzada, como sucede en el conjunto pictórico de Altamira.

Ilustración 3. Copiando un dibujo in situ. Los dibujantes Francisco Benítez Mellado (con chaleco) y Jaime Poch y Garí apoyan el papel de calco sobre la pared rocosa y deslizan el lápiz de grafito sobre el trazo de la pintura rupestre. Cuevas de la Araña (Bicorp, Valencia), 1929. ACN002/003/06876, MNCN (CSIC)

Ilustración 3. Copiando un dibujo in situ. Los dibujantes Francisco Benítez Mellado (con chaleco) y Jaime Poch y Garí apoyan el papel de calco sobre la pared rocosa y deslizan el lápiz de grafito sobre el trazo de la pintura rupestre. Cuevas de la Araña (Bicorp, Valencia), 1929. ACN002/003/06876, MNCN (CSIC)

El dibujo sobre papel convencional se realizaba a posteriori, tomando como referencia los calcos y las anotaciones hechas en los cuadernos de campo. En un principio, el calco se trasladaba al papel en los despachos, con más tiempo y con técnicas más elaboradas como los pasteles, la acuarela o la aguada. Pero, poco a poco, este proceso cambio porque los comisionados se dieron cuenta que los dibujos sobre papel transparente no eran todo lo fidedignos que se esperaba y así se optó por realizar el traslado al papel a la vista del original, en los propios abrigos.

Los dibujos podían perfeccionarse ayudándose de las fotografías tomadas por Juan Cabré o Hernández- Pacheco. Con fotografías se registraban también los paisajes, los enclaves, los accesos, las oquedades de las cavernas, el modo de trabajar y copiar, la escala de los abrigos, etc. y, a su vez, servían de complemento a los estudios geológicos y geomorfológicos.

Las dimensiones de los calcos varían según sean de conjunto o detalle, pero muchos son de gran formato (superan el metro de ancho o altura un porcentaje muy alto). En muchos destaca su carácter de inmediatez, el trazo rápido y la escala 1/1 o 1/2. En ocasiones, las láminas se conciben como un puzle de piezas numeradas que reconstruyen el lienzo de pared.

En la colección se conservan algunas copias de pinturas hoy pérdidas o cuyos originales han sufrido importantes alteraciones desde que fueran reproducidas en el primer tercio del siglo XX. A veces, estas copias son el único testigo de las manifestaciones originales ya desaparecidas por el expolio, el maltrato, la climatología o las capas de suciedad.

En el afán por plasmar las primeras manifestaciones artísticas de la prehistoria era imprescindible trabajar sobre el terreno, de ahí el uso de papeles vegetales que luego serían trasladados a papel más grueso, por eso muchos calcos muestran los dobleces y pliegues de haber sido guardados en carpetas manejables e incluso en los bolsillos del dibujante, durante las campañas.

Los calcos se entendían como instrumento efímero y previo al paso al papel. Tenían un carácter temporal e intermedio. Estaban destinados a ser el borrador, el paso previo al dibujo minucioso que más tarde ilustraría las reflexiones científicas de los textos de la Comisión.

Una muestra, con representaciones gráficas de 82 abrigos de la geografía española, fue presentada por primera vez al público en la Exposición Arte Prehistórico Español celebrada en 1921 en la Biblioteca Nacional patrocinada por la Sociedad Española de Amigos del Arte. Con esa exposición se institucionalizó la arqueología prehistórica en España y tuvo la excepcional importancia de ser la primera en su clase que se celebró en el mundo.

Hernández-Pacheco escribe: “Con esta muestra las grandes figuras de la Paleontología contemporánea de Europa y EE. UU. han tomado el nuevo rumbo que los descubrimientos realizados en nuestro país señalan a la ciencia paleontológica con los preciados datos que el arte del paleolítico suministra.” (Hernández-Pacheco, 1921: 9).

Restauración: en estos últimos cuatro años, primero con la colaboración del IPCE y después en distintas campañas, casi 350 piezas de la colección han sido restauradas siguiendo los criterios vigentes internacionalmente en materia de intervención de bienes culturales: recuperar la integridad de la obra atendiendo en cada caso las necesidades individuales del objeto. La restauración siguió la siguiente secuencia: limpieza mecánica y eliminación de manchas; alisado; reintegración de las pérdidas del soporte; lavado y desacidificación por inmersión en dibujos sobre papel grueso; unión de daños mecánicos, grietas y desgarros o fragmentos separados del conjunto; eliminación, en seco, de segundos soportes de refuerzo como tela o cartón; excepcionalmente, en calcos muy fracturados o friables fue necesario una laminación mecánica de papel japonés casi transparente, de bajo gramaje para devolver la consistencia a la obra; lo mismo se hizo con los calcos adheridos a un segundo soporte en tela, se sustituyó la tela original y se laminó el papel vegetal con papel japonés de bajo gramaje.

Ilustración  4. Laminación mecánica de los calcos utilizada en los casos de papel friable y degradación acusada. Fotografía: Trama, S.C.

Ilustración 4. Laminación mecánica de los calcos utilizada en los casos de papel friable y degradación acusada. Fotografía: Trama, S.C.

Almacenamiento y preservación de los calcos: los documentos, siempre que su tamaño lo permite, se guardan desplegados dentro de los cajones de los muebles planeros. Cada dibujo se protege con una carpetilla de papel barrera, con la signatura en el exterior; a su vez, 25 o 30 calcos se reúnen en carpetas de cartón corrugado con una relación exterior de su contenido que facilita la localización. Así conseguimos aportar solidez al documento y evitar manipulaciones innecesarias.

Si las dimensiones del calco exceden el ancho de los cajones (hay una obra de hasta 7 metros y varias de más de 3), los conservamos enrollados y protegidos con una lámina de poliéster tipo “Melinex” en un armario metálico. El rulo se asegura atado con un balduque de algodón blanco.

La colección de calcos está descrita y digitalizada, y se puede consultar en abierto en el Catálogo de Archivos de la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC. Con ello favorecemos su difusión y evitamos su manipulación.

 

 

 

[1] En colaboración con Acción Cultural de España, la exposición Arte y Naturaleza en la Prehistoria. La colección de calcos de arte rupestre del MNCN se presentó en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de 19/11/15 al 19/05/16; para itinerar después al Museo de la Evolución Humana de Burgos, de 20/06/16 al 29/01/17 y continuar en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, de 15/04/17 al 15/10/17.

[2] En 2014 se firmó un convenio de colaboración entre el MNCN y el IPCE en el que este último restauró 267 calcos, en distintos soportes, técnicas y formatos que estuvieron presentes en la exposición “Arte y Naturaleza en la Prehistoria” inaugurada en el MNCN en noviembre de 2015.

[3] Omito en este resumen el recorrido sobre las distintas manifestaciones del arte parietal en los diferentes enclaves de la geografía española que anclan la cronocultura de la prehistoria basándose en las diferentes tipologías de pinturas, sean estas de estilo naturalista y realista, esquemática o levantina.

[4] Cerralbo participó en el proyecto de Ley de Excavaciones arqueológicas de 1911, cuya promulgación limitó la salida de objetos artísticos y arqueológicos del país, reclamando, y esto es importante, la independencia de la arqueología española frente al monopolio de especialistas extranjeros.

 

 

Bibliografía

Cabré Aguiló, J. (1915): El Arte Rupestre en España, Memorias de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, Tomo I, MNCN, Madrid.

-(1922): “El Marqués de Cerralbo”, Coleccionismo, Año X, 117.

Hernández-Pacheco, E. 1924: Memorias de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, Tomo XXXIV, MNCN, Madrid: 176.

-(1921): Exposición de Arte Prehistórico Español, Sociedad Española de Amigos del Arte, Gráficas Reunidas, S.A., Madrid.

-(1922): “El Marqués de Cerralbo”, Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, Tomo XXII: 344-347.

Leroi-Gourham, A. et al. (1980): La Prehistoria, Editorial Labor, Cerdanyola del Vallés.

Navascués, P. et al., (2007): El Marqués de Cerralbo, Ministerio de Cultura, Madrid.

Sánchez Chillón, B. (2016): catálogo Arte y Naturaleza en la Prehistoria. La colección de calcos de arte rupestre del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Madrid.

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