Los primeros andares del Archivo histórico de la Misión Biológica de Galicia (ABL)… o cómo empezó todo

Miriam Miguélez González. Misión Biológica de Galicia (Pontevedra)

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Dicen que un viaje de diez mil kilómetros empieza por un solo paso…

…aunque este sea de bajada por una escalera de caracol.

El detonante fue el colapso del sótano húmedo al que había ido a parar buena parte de la documentación procedente de los despachos de nuestros investigadores ya jubilados: libros, revistas, carpetas de trabajo, correspondencia, separatas… No era la primera vez que, cuando el clima les era propicio, los escarabajos subían en tropel por la escalera de caracol hasta la planta baja, inquietando a sus moradores. Había que hacer algo con todo aquello, levantar del suelo las cajas y atados que impedían el paso y la limpieza.

Escalera de caracol de bajada al sótano

Dicen que quien busca encuentra…

…aunque a veces encuentres lo que no esperas.

La primera tarea fue reunir el material del archivo histórico que estaba en diferentes localizaciones, limpiarlo superficialmente, buscarle aposento y organizar un mosaico provisional entre lecturas apresuradas: oficios, memorias, proyectos de obras, cartas, muchas cartas, folletos, libros de registro, expedientes de adquisiciones, actas, documentos con caligrafía del siglo XVIII, cuadernos de campo, fotografías, notas de trabajo, datos meteorológicos, recortes de prensa…

Las consultas, internas y externas, fueron desde el principio un desafío y una ocasión para descubrir el fondo. Ellas avivaron el gusanillo por seguir buceando entre la documentación, y de vez en cuando te permiten vivir el momento mágico en el que tirando del hilo se deshace el nudo… ¡Eureka! 

Colocación provisional de la documentación

Dicen que recordar es volver a vivir...

…o vivir otras vidas.

El archivo da el picaporte, la palanca para percibir el aleteo de momentos relevantes, o cotidianos pero también evocadores.

La Dirección, consciente de la peculiaridad de nuestro pasado, mostró desde el comienzo un apoyo expectante sobre lo que podía salir de aquí. Otros compañeros colaboraron aportando fotos que dormitaban en diferentes paraderos dispersadas por el tiempo, o ayudaron en la descripción, reclutados para la causa. La bonita historia que llevamos detrás, da singularidad a nuestra identidad, y poco le falta para celebrar el centenario.

Feliz coincidencia fue la incorporación, en esos primeros pasos, de Juana Molina Nortes como coordinadora de los archivos históricos conservados en las bibliotecas del CSIC. Además del placer de hablar con ella, gracias al cuadro de clasificación para fondos institucionales de Centros CSIC 1940-1980, hubo ya un marco en el que ir encajando las descripciones de los primeros registros, incorporados al catálogo de los archivos del CSIC, y cuya consulta es pública y gratuita vía internet.

Al rescate, siempre, todos los coordinadores desde la Unidad de Recursos de Información Científica para la Investigación. Fundamentales han sido sus ánimos y orientación, y el envío de material de conservación: archivadores libres de ácidos, nuevos abrigos blancos para proteger el material original.

Colocación definitiva de la documentación

Dicen que la vida es un equilibrio entre la memoria y el asombro…

…aunque la memoria también pueda asombrarte.

Inquieta, con incontinencia verbal, ojiplática como la compañera Clemen cuando encontró trabajando en la finca medio escudo de oro, así me veo ante esta cápsula del tiempo, con sus mil caras… y no pocas cruces.

Medio escudo de oro

Dicen que en el antiguo Egipto existía un archivo al que se llamaba Casa de Vida…

 

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