Arte y Naturaleza en la Prehistoria. La colección de calcos de arte rupestre del MNCN

Begoña Sánchez Chillón. Comisaria de la Exposición. Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC). (Madrid)

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El día 22 de mayo se clausuró en el MNCN la exposición “Arte y Naturaleza en la Prehistoria. La colección de calcos de arte rupestre del MNCN”. Con una asistencia de más de 160.000 visitantes, puede ser considerada como una de las más exitosas de los últimos años.

Mural completo de la Cueva de la Vieja en Alpera, Albacete. Juan Cabré Aguiló, 1911. Aguada en color sobre papel vegetal.  Sig.: ACNARMARIO/27. Foto: Pablo Linés.

Mural completo de la Cueva de la Vieja en Alpera, Albacete. Juan Cabré Aguiló, 1911. Aguada en color sobre papel vegetal. Sig.: ACNARMARIO/27. Foto: Pablo Linés.

En una ambientación elegante, diseñada al milímetro y contando con imágenes animadas que atraen al público infantil como al adulto, la exposición lleva al visitante a disfrutar de las primeras manifestaciones de arte de la humanidad, cuya expresión más antigua fue realizada en la roca de cuevas y abrigos que el ser humano habitó durante el paleolítico y que continuaría durante el neolítico, cobre, bronce y hierro. La perfección en la pintura de grandes mamíferos perfectamente adaptados al relieve rocoso, va simplificándose hasta llegar a una expresión artística muy sencilla que, desde sus inicios, es interpretada como escritura jeroglífica, por semejanza con lo que ocurría en otras civilizaciones como Mesopotamia o Egipto, siendo finalmente reconocido como un tipo de arte muy evolucionado. Por su sencillez en la expresión fue denominado arte esquemático.

 
Caballos del Camarín. Cueva de la Peña, en San Román de Candamo, Asturias. Juan Cabré Aguiló, 1915. Grafito y carboncillo sobre papel de gramaje alto. Sig.: ACN90A/001/00874. Foto: URICI

. Escena de caza en la parte izquierda del mural del Val del Charco del Agua Amarga, en Valdealgorfa, Teruel. Juan Cabré Aguiló, 1914. Tinta china sobre papel de gramaje alto. Sig.: ACN90B/002/01379. Foto: URICI

Escena de caza en la parte izquierda del mural del Val del Charco del Agua Amarga, en Valdealgorfa, Teruel. Juan Cabré Aguiló, 1914. Tinta china sobre papel de gramaje alto. Sig.: ACN90B/002/01379. Foto: URICI

Cueva de las Palomas en el pedregoso de la Laguna de la Janda, Cádiz. Juan Cabré Aguiló, 1913. Sanguinas sobre papel de gramaje alto. Sig.: ACN90C/002/01779. Foto: URICI

Cueva de las Palomas en el pedregoso de la Laguna de la Janda, Cádiz. Juan Cabré Aguiló, 1913. Sanguinas sobre papel de gramaje alto. Sig.: ACN90C/002/01779. Foto: URICI

La exposición arranca con una introducción histórica que sitúa al visitante en 1597, cuando Lope de Vega publica la primera noticia sobre la existencia de pinturas sobre roca. Las primeras copias tienen lugar a finales del siglo XVIII y a partir de mediados del XIX hay noticias puntuales de estudiosos de la arqueología. El diseño expositivo nos adentra en la “cueva blanca”. Al entrar en la cueva, se explican los distintos motivos pintados por el hombre prehistórico: animales, signos y símbolos y hasta el propio ser humano. Algunos lugares muy conocidos están representados a través de murales completos o animales singulares, otros sirven para explicar el proceso de calcado y copia de las pinturas e incluso se muestran aquellos cuyas pinturas, a día de hoy y por diversas razones, han desaparecido de las cuevas o abrigos.

En un tercer ámbito, sobre un gran mapa de la península se explican los distintos tipos de arte rupestre representados en la colección del MNCN por colores, siguiendo una distribución geográfica a medida que el ser humano evoluciona. Como lugares especiales, uno paleolítico, la cueva de la Peña, en San Román de Candamo (Asturias), de la que se dispone de más de un centenar de copias en distintas técnicas y tamaños, o el mural en papel vegetal de la cueva de la Araña en Bicorp (Valencia) uno de los clásicos representantes del arte levantino (declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1998 junto con el resto de arte del arco mediterráneo), adornado con los originales fotográficos en cristal, las pruebas de imprenta para publicación o una de las aguadas a color de la famosa escena de la recolección de la miel.

La exposición termina con un homenaje a la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, creada en 1912 y a sus dos pintores, responsables de las obras de arte que se muestran a lo largo de toda la exposición, junto con una pequeña muestra fotográfica de diversas escenas de campo que da idea de las duras condiciones a las que sus protagonistas se enfrentaron para lograr realizar la copia de estas pinturas. Hoy constituye una colección única, con muchos de sus lugares desaparecidos.

Junto a la muestra de estos calcos y láminas originales, por primera vez en su conjunto, se puede disfrutar de un video de animación, divertido pero a la vez didáctico, que explica el origen de esta colección. Como ejemplo, la exposición termina con la filmación a alta calidad del exquisito y detallado proceso de restauración llevado a cabo por el Instituto del Patrimonio Cultural Español al que ha sido sometido uno de los ejemplares más destacados de esta muestra.

La que escribe estas líneas, tuvo en sus manos durante algunos años la responsabilidad de la conservación y la catalogación de la colección. Reconocer la importancia del trabajo que un conservador tiene entre manos y, a la vez, saber disfrutar del mismo, culmina con la inevitable y exitosa exposición que se clausura. Burgos y Santillana del Mar serán las siguientes sedes.

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