16 marzo 2020: Cuando se acabó la normalidad. Diario de una biblioteca confinada

Enredadera, nº 35, julio 2020

Miriam Font Ugalde
miriamf@eea.csic.es
Biblioteca. Escuela de Estudios Árabes (EEA-CSIC)
Granada


 

Es curioso, 2020 empezó con bastantes visitas guiadas a la biblioteca: estudiantes de diferentes colegios e institutos de Granada y su provincia (Colegio Ave María, Colegio Cristo de la Yedra, IES Federico García Lorca) y la visita que los profesores del IES Miguel de Cervantes de Granada, junto con los de otros 5 centros europeos, realizaron para presentar su proyecto ERASMUS+: Invasores e invasiones en Europa: patrimonio y oportunidades.

Nuestro archivo de imágenes nos muestra nutridos grupos de profesores y alumnos, atentos a las explicaciones sobre nuestro patrimonio documental, imposibles de reunir en las circunstancias actuales. ¿Quién nos iba a decir en enero y febrero, cuando intentábamos hacer frente a un hipotético meteorito, con la ayuda de nuestros equipos de Misión Granatensis 2, que, poco tiempo después, estaríamos confinados y combatiendo a un peligroso virus? Muchas veces la realidad supera a la ficción.

La amenaza del coronavirus -al que todavía no conocíamos por el acrónimo COVID-19- se fue haciendo evidente durante los primeros días de marzo, con circulares cada vez más frecuentes, repletas de recomendaciones de seguridad y de alusiones a un hipotético teletrabajo. Los acontecimientos se sucedieron rápidamente a lo largo de la semana del 9 de marzo: suspensión de la tercera visita de escolares de la Misión Granatensis -programada para el 11 de marzo-, cierre de servicios a usuarios externos el 13 de marzo… Hasta llegar al 14 de marzo, fecha imborrable ya de nuestra memoria, en que se publicó el Real Decreto 463/2020, por el que se declaraba el estado de alarma.

 Me quedaría todavía 1 día de margen, el 16 de marzo, para, como responsable del servicio, acudir a la biblioteca y poder recibir/despedir a nuestra nueva colaboradora en el equipo: una contratada de Garantía Juvenil con la incorporación laboral más corta de la historia de nuestro instituto. Aquel 16 de marzo se acabó la normalidad en nuestra biblioteca y empezamos a asimilar, de golpe, esa realidad del teletrabajo que antes tanto nos costaba imaginar: lejos de nuestros fondos, de nuestros equipos y de nuestros usuarios. Lejos también de nuestra singular sede. Si ya era difícil tener que aceptar en los últimos años la disminución progresiva de usuarios presenciales en nuestra sala de lectura, mucho más doloroso ahora, era vernos, a nosotras, las bibliotecarias, lejos de nuestras colecciones e investigadores, reduciendo los servicios a los puramente digitales, no sin una cierta resignación por tener que aceptar que nuestra biblioteca pasara al grupo de “Bibliotecas 100% Digital” que tan ajeno nos parecía hasta entonces. En definitiva: nos convertimos en una biblioteca virtual por necesidad.

 

Dice la RAE acerca del término Confinar:

1. Desterrar a alguien, señalándole una residencia obligatoria.

2. Recluir algo o a alguien dentro de límites.

Destierro, reclusión, límites… términos poco apropiados –incluso injustos- para una biblioteca como la nuestra, cuyo sello de identidad es la atención cercana y presencial a sus lectores. Un confinamiento repentino y no planificado que, sin embargo, asumimos con el deseo urgente de salvar esas distancias impuestas, de salir -aunque solo fuera digitalmente- y de aprovechar los recursos electrónicos y la fortaleza de nuestra Red para seguir estando presentes.

Ninguna situación anterior nos había hecho reaccionar con tanta rapidez y energía (a pesar de las incomodidades del nuevo puesto de trabajo, con muchas deficiencias técnicas y, en mi caso, con no pocas dificultades para conciliar los horarios y las necesidades de cuatro personas que intentaban continuar con su rutina escolar, profesional y familiar, todas, al mismo tiempo).

Hubo que organizarse, planificar y dividir las tareas que se podían abordar a distancia. Para ello recurrimos a una nueva modalidad de reunión, la videoconferencia. Excluyendo el acceso a los documentos originales, la biblioteca pudo seguir ofreciendo la mayoría de servicios, eso sí, adaptándolos a un nuevo entorno:

  • Se intensificaron la información y la asistencia a investigadores y usuarios por vía telemática.
  • El préstamo interbibliotecario tuvo que adaptarse a las condiciones y a la disponibilidad de los recursos electrónicos de las bibliotecas suministradoras.
  • Seguimos ofertando los recursos en línea, informando, además, de otras plataformas públicas o privadas que ofrecían recursos gratuitos y acceso ilimitado durante los meses de encierro.
  • Se dedicó más tiempo a Digital CSIC, sobre todo a la actualización retrospectiva de registros y a la carga de la producción científica de 2019.
  • Se dinamizaron las redes sociales como vehículos de comunicación y de divulgación cultural (Facebook, Twitter).
  • La difusión de novedades bibliográficas de los primeros meses de 2020 permitió a los investigadores mantener al día sus bibliografías.
  • Se reanudaron todas aquellas tareas administrativas y de gestión que no requerían nuestra presencia física (memoria anual, selección y petición de presupuestos a proveedores que admitían peticiones para que los sirvieran tras el confinamiento y otros trámites).

 

Una vez más, se ha puesto de manifiesto la solidez de nuestra Red de Bibliotecas y Archivos, el apoyo logístico de la URICI y de su equipo, la validez de unos recursos y herramientas que nos han permitido poder seguir funcionando a distancia como unidades de servicio imprescindibles para la investigación científica.

La pandemia nos ha obligado a readaptar nuestros puestos físicos de trabajo en un tiempo récord, no solo durante el confinamiento, sino también para la reapertura presencial, que, en nuestro caso, por las circunstancias de nuestra zona geográfica, nos ha convertido en una de las bibliotecas del CSIC pioneras en la aplicación de los protocolos de seguridad que la normativa exige. Además, para conseguir el distanciamiento social, ha sido necesario adaptar los turnos y horarios del personal de atención al público, establecer un nuevo aforo y el sistema de cita previa. 

Tuvimos que recabar información, indagar en las pautas que proponían otras instituciones para trazar nuestra hoja de ruta y poder atender a una situación tan desconocida y excepcional hasta entonces. A petición de la Dirección de nuestro instituto, colaboramos en la redacción de la parte bibliotecaria del Plan de Contingencia, tomando como referentes a la Biblioteca Nacional, la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, el Ministerio de Cultura y, fundamentalmente, el Protocolo de apertura progresiva de los servicios de la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC de la URICI y adaptarlas a nuestra realidad.

Superada la fase 0 de confinamiento, la reapertura parcial de la biblioteca se produjo el 18 de mayo y se centró en la colocación de geles desinfectantes, mascarillas y kits de limpieza, petición de los materiales de seguridad que faltaban, delimitación del aforo y demarcación de zonas (puestos de consulta, atención a futuros usuarios, cuarentena de los fondos, colocación de carteles informativos y otras tareas relacionadas con la seguridad, tanto del personal como de los futuros usuarios.

Fue un reencuentro emocionante con nuestros libros y estancias, aunque, bastante triste sin nuestros usuarios.

 
El 1 de junio, dimos un paso más hacia la “normalidad” con la incorporación física de todo el personal de la biblioteca y la reapertura de los siguientes servicios presenciales, primero para los investigadores internos y, desde el 22 de junio, para usuarios externos:

  • Servicio de Información, orientación y atención al usuario, sobre todo por teléfono, correo electrónico o chat.
  • Servicios de acceso al documento
  • Consulta en Sala de las colecciones de la biblioteca

    Préstamo personal (Restringido a usuarios con carnet)

    Reserva anticipada de ejemplares (Restringido a usuarios con carnet)

    Reproducción de fondos propios

    Préstamo interbibliotecario y acceso al documento externo (Restringido al personal interno EEA-CSIC)

  • Servicio de acceso a los recursos de información electrónica del CSIC: accesos a Biblioteca virtual CSIC, Catálogos en línea de la Red CSIC, Bases de Datos y Digital CSIC
  • Servicio de Archivo Delegado en Digital CSIC (Restringido al personal interno EEA-CSIC)
  • Difusión de bibliografías especializadas y de novedades
  • Servicio de formación de usuarios y visitas guiadas para grupos de profesores y estudiantes (con restricciones)
  • Extensión cultural: exposiciones, congresos, etc.
  • Divulgación: productos y herramientas web 2.0 y de intercomunicación con las redes sociales
  • Servicio de intercambio bibliográfico (Restringido a bibliotecas e instituciones)

     

Además, redactamos la guía electrónica: Cómo usar la biblioteca durante la pandemia COVID19, con pautas claras para los usuarios: cita previa antes de acudir presencialmente a la biblioteca; uso obligatorio mascarilla y lavado/desinfección de manos antes de coger los libros (guantes opcionales); respeto de la distancia mínima de seguridad, aforo y espacios no accesibles (despacho de las bibliotecarias, depósitos). Uso de espacios habilitados para la recogida/devolución de ejem¬plares; período de cuarentena de 14 días para los ejemplares; protocolos especiales para ejemplares de PI, etc.

  

 ¿Qué nos espera a partir de ahora?

  • Si hubiera que utilizar una única expresión elegiría Incertidumbre. Me inquieta imaginar un nuevo confinamiento o la imposibilidad, por ahora, de poder funcionar al 100%, de ofrecer la totalidad de nuestros servicios con la calidad y la cantidad anteriores a la pandemia. Pero, por otra parte, veo al equipo fortalecido, adaptado a una nueva manera de trabajar, afrontando cada tarea diaria como un reto. 
  • Me preocupa, sin duda, no poder recuperar el contacto directo con nuestros investigadores y usuarios, no poder ejercer nuestra función educativa presencial con la misma frecuencia e intensidad. Frente a la presencialidad, tendremos que redirigir nuestra función educadora y cultural dinamizando aun más las redes sociales, apoyar la investigación a distancia, pero fomentando, al mismo tiempo, un aprendizaje más autosuficiente, enseñando habilidades. 
  • Con respecto a las colecciones, en nuestra especialidad es difícil desligarnos del papel, pero tenemos que seguir fomentando la digitalización para facilitar el acceso abierto y remoto a los fondos históricos. El valor y el interés por la cultura se han intensificado durante el confinamiento y es una oportunidad que las bibliotecas no debemos desaprovechar. Abramos nuestros depósitos de libros y revistas para difundir sus contenidos virtualmente.
  • Hoy, más que nunca, se han hecho imprescindibles los libros y revistas electrónicos, lo que debería conllevar una mayor flexibilidad por parte de las editoriales en temas de derechos de autor y el abaratamiento de las licencias. Hoy, más que nunca, debemos seguir apoyando el acceso abierto a las publicaciones científicas, implicándonos en los procesos de su difusión mediante Digital CSIC y en las tareas de formación o asistencia a los investigadores.

Como epílogo, me ha parecido muy interesante conocer la experiencia de nuestros investigadores durante el confinamiento, la relación con su biblioteca desde la distancia. Reproduzco sus respuestas a las dos preguntas que les he planteado:

 

1. Durante el confinamiento ¿Cómo os afectado el hecho de no poder utilizar la biblioteca de la EEA presencialmente?

  • Las primeras semanas el hecho de no poder utilizar la biblioteca (lo mismo podría decirse de los libros y documentos que tengo en mi despacho) no fue muy grave porque tenía planificado el trabajo y había reunido todo el material que iba a necesitar. Pero cuando estas “reservas” se acabaron, el trabajo se volvió mucho más complicado porque, cuando hacía falta consultar bibliografía, aunque fuera para un dato mínimo, y no se podía acceder a la biblioteca, se iban creando callejones sin salida en el progreso de la investigación. Internet ayuda algo en esto, pero ni mucho menos lo resuelve todo (Luis Molina. Investigador científico EEA-CSIC)
  • Durante mucho tiempo estoy entregado a un trabajo para el que sólo utilizo una base de datos en la que voy rellenando información, cruzándola con una planimetría (al margen, claro, de las salidas de campo a edificios). Al principio del proyecto, hace muchos años, fotocopié y escaneé las decenas de artículos que sabía que necesitaría para el futuro. Por eso, no soy un asiduo de la biblioteca. En cualquier caso, si lo hubiese sido, creo que me habría afectado a medias el confinamiento, porque vuestro trabajo, interés y disponibilidad han sido encomiables desde la distancia. (Juan Castilla. Científico Titular EEA-CSIC)
  • Durante el confinamiento me vi obligada a reorganizar mi plan de trabajo. Aproveché para consultar fuentes primarias que tenía escaneadas. En esa fase del trabajo no necesité consultar bibliografía secundaria (Ana Mª Carballeira. Científica Titular EEA-CSIC)
  • En mi caso en concreto, ha supuesto una limitación. Si bien es cierto que muchos de las publicaciones más recientes están en formato electrónico, ha habido muchas a las que no he podido acceder por no estar en este formato, principalmente publicaciones más antiguas. Sin embargo, es cierto que todas las herramientas y suscripciones que tiene la biblioteca han hecho que esta limitación no paralizase mi trabajo. (Padillo Saoud, Abdenour. Contratado predoctoral FPI)
  • En mi caso no ha habido ninguna incidencia. Todo ha sido bastante positivo (Montserrat Benítez. Científica Titular EEA-CSIC)

 

2. ¿Podéis imaginaros en el futuro investigando con una biblioteca “virtual”?

  • En un futuro no inmediato, sí… casi. Sí al 95%, pero siempre quedarán resquicios por lo que saque la cabecita el “papel”. Por lo menos en nuestro campo. Y también supongo que la Inteligencia Artificial se encargará de la Documentación y Archivo… (Luis Molina. Investigador científico EEA-CSIC)
  • Una biblioteca virtual tendría su parte positiva, pero, en nuestro caso, yo no cambiaría por nada el asesoramiento personal y cercano que prestáis desde vuestra experiencia. Quizás una combinación de ambas prestaciones para llegar a un punto de equilibrio sería lo ideal (Juan Castilla. Científico Titular EEA-CSIC)
  • No del todo. Aunque indudablemente lo “virtual” tiene muchas ventajas (accesibilidad a documentos en cualquier lugar en cualquier momento), la consulta física de libros evita la sobrexposición de los ojos (muy castigados ya) a la pantalla del ordenador. Por no hablar del placer de tener un libro en las manos… Se mire como se mire, todo tiene sus pros y sus contras. (Ana Mª Carballeira. Científica Titular EEA-CSIC)
  • Sí, me puedo imaginar investigando con una biblioteca “virtual”, pero para ello debería potenciarse las publicaciones en abierto y sobre todo en formato electrónico. En mi caso, doy preferencia a este tipo de publicaciones, pues te da más libertad a la hora de disponer y trabajar con este material. No obstante, a pesar de la virtualidad, seguiría siendo necesario asistencia por parte del personal especializado que forma parte de la biblioteca para asesorarnos ante los problemas que surgen durante el proceso de búsqueda y acceso al material. (Padillo Saoud, Abdenour. Contratado predoctoral FPI)
  • Sí, porque casi todo lo que necesito está digitalizado o en formato digital... Así que creo que no es el futuro si no el presente. (Montserrat Benítez. Científica Titular EEA-CSIC)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Debemos aprender de las situaciones críticas y salir reforzados. Ver en ellas una oportunidad de cambio y de crecimiento. Tener un espíritu flexible y capacidad para adaptarnos a situaciones imprevistas y extremas.

 

Algunas lecturas

- Asociación Andaluza de Bibliotecarios (2020). Protocolo de actuación para la reapertura de las bibliotecas. Recuperado de https://www.aab.es/la-aab/covid-19/

- Balzer, Cass (17 abril 2020). Reopening: Not “When?” But “How? Libraries consider the realities of a post-pandemic world. Recuperado de https://americanlibrariesmagazine.org/blogs/the-scoop/covid-19-reopening-libraries-not-when-but-how/

- IFLA (23 junio 20202). COVID-19 y el Sector Bibliotecario Global. Recuperado de https://www.ifla.org/ES/node/92983

- Ministerio de Cultura y Deporte (12 de mayo 2020). Laboratorios bibliotecarios en confinamiento. Sesión 1- Las bibliotecas durante y tras el confinamiento. Recuperado de https://www.culturaydeporte.gob.es/cultura/areas/bibliotecas/mc/laboratorios-bibliotecarios/jornadas/confinamiento.html

- Navas, Enrique (marzo 2020). Cómo afrontan bibliotecas y bibliotecarios la crisis del COVID-19? Recuperado de https://www.auxiliardebiblioteca.com/wp-content/uploads/2020/04/Desiderata-14.pdf

- Tena Espinoza, Martín (28 abril 2020). Ante la #COVID19: Bibliotecas y Bibliotecarios, Estamos Abiertos y en Servicio. Recuperado de https://www.infotecarios.com/ante-la-covid19-bibliotecas-y-bibliotecarios-estamos-abiertos-y-en-servicio/#.XwwbAygzbGg

- Unidad de Recursos de Información Científica para la Investigación (URICI-CSIC); Vicepresidencia de Organización y Relaciones Institucionales (VORI-CSIC). Protocolo de apertura progresiva de los servicios de la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC. http://hdl.handle.net/10261/210855

 

 

 

 

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