El viaje del tiempo. El Año Iberoamericano de las Bibliotecas a través de un ejemplo de datos de la Biblioteca Americanista de Sevilla

Enredadera, nº 36, junio 2021

 

Marina Gómez
marinagomez@rebis.csic.es
Biblioteca Americanista de Sevilla (BAS-REBIS-CSIC)


Alexandra López Pérez
sandra@bib.csic.es
Simurg, Fondos Digitalizados del CSIC
Unidad de Recursos de Información Científica para la Investigación (URICI-CSIC). 


 

 

 

¿Somos conscientes de que el tiempo también viaja? Puede parecer a simple vista que "tiempo" y "viaje" son dos conceptos que no casan del todo bien en una misma frase. Somos más conscientes de que el tiempo pasa y fluye, se va y no vuelve pero, ¿viajar? ¿Cómo es que viaja el tiempo? ¿A través de qué fórmula? En cambio, si en lugar de "tiempo" utilizamos "patrimonio" (con su amplia etimología de "bienes familiares heredados"), y en lugar de "viaje" utilizamos "impacto", podemos oír un aliviado: "¡ah!” Al fin y al cabo, el patrimonio es esencialmente tiempo (pasado) y el impacto se compone de un sinfín de viajes.

 

Partamos de que las Bibliotecas, por su propia esencia intrínseca como custodias del conocimiento, son creadoras de futuro. De manera que si tuviéramos que representar una escultura alegórica de "La Biblioteca", una imagen muy hermosa podría ser la de una mujer con una cara como la de Jano que mira tanto al pasado como al futuro y que extiende sus brazos en los que sostiene, por un lado, un montón de libros de todo tipo (códices, rollos, ebooks...) y, del otro, una nebulosa de la que refulgen tarritos de cristal, gráficas, fotografías, otros libros, átomos, fórmulas... y una profusión de símbolos con que podemos representar el Conocimiento, eso que surge de un batiburrillo de caos nebuloso que, dichosamente, acaba encontrando un magnífico orden.

 

El 2021 fue propuesto por la XX Conferencia Iberoamericana de Ministros y Ministras de Cultura (Colombia, 2019) como el Año Iberoamericano de las Bibliotecas, cuyo objetivo es crear canales de conversación sobre las bibliotecas de la región iberoamericana, su vigencia y aportación al desarrollo, su variedad y diversidad, y su impacto social. Para este objetivo la biblioteca se establece como un espacio generador de comunidades que democratiza el acceso a la información de forma sostenible e igualitaria, hecho que, a su vez, potencia el avance de la investigación.

 

Simurg, fondos digitalizados del CSIC, posee una amplia documentación tanto del mundo iberoamericano como base de estudio (la colección de la Comisión Científica del Pacífico del CCHS y MNCN formada por documentación textual e iconográfica) como aquella bibliografía elaborada propiamente en países iberoamericanos. Un gran ejemplo de esta doble vertiente de uso del mundo iberoamericano representado en Simurg, son los fondos patrimoniales digitalizados de la Biblioteca Americanista de Sevilla (BAS).

 

A propósito de esta celebración anual, conscientes de que tratar el global de los datos es una empresa casi heroica, hemos tomado un conjunto de seis obras de la BAS. Estas obras se han seleccionado por ser las más consultadas en el último año (Ver Tabla) o contar con una determinada relevancia social y cultural (Revista de avance).

 

Sin embargo, no queríamos mostrar únicamente los datos en bruto, sino dar voz también al equipo humano que hay detrás: cuál es la motivación, de dónde procede, a qué desafíos se enfrenta, qué papel juega la digitalización, cómo estos datos reflejan los viajes que el patrimonio, a través de los cauces virtuales, realiza sin moverse “de casa”. Y así desgajamos las conclusiones, como a pequeñas pinceladas impresionistas.

 

Ilustración 1. Mapa de datos sobre obras consultadas de la BAS en el periodo de enero de 2020 a enero de 2021

 

¿Qué valor tiene la digitalización de fondos patrimoniales? ¿Cómo afecta este hecho al fondo patrimonial de la BAS?

 

En el caso concreto de la BAS la digitalización es la solución al acceso a la información de obras que, de otra manera, sería imposible poder consultar ni tan si quiera en la sala de lectura. Unas 3000 obras de esta biblioteca tienen el papel ácido en mayor o menor medida. El papel que se utilizó en Latinoamérica desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX era de baja calidad y esto lo ha llevado a procesos de acidez muy dañinos. Las hojas de los libros que sufren este deterioro, en bastantes ocasiones, se deshacen.

 

 

Es triste ver el estado extremadamente delicado y deteriorado en el que se encuentran algunas obras por los temas que nos comentas. Personalmente paso un mal rato cuando necesito manipular esas páginas para digitalizarlas porque, aun con un cuidado extremo, es una nueva invasión sobre el documento.

 

Así es, por eso la política de esta biblioteca ha sido plantearse salvar el contenido científico para poder facilitar el acceso a la información a los interesados y después, guardar el objeto sin volver a utilizarlo. Si en ese flujo de trabajo se deshiciera definitivamente la obra, es el riesgo que debemos correr para asegurar su conservación en imágenes. Lo contrario, no digitalizarlo y conservarlo sería igual a almacenarlo, puesto que no podría permitirse su acceso físico. El conservarlos físicamente en cajas de conservación (esta es otra de nuestras medidas) nos permite guardarlos lo mejor posible ajenos a alternaciones térmicas, de humedad, de luz, etc. externas por si en un futuro hubiera medios para recuperarlos. Si no fuera así, al menos tendremos el contenido, aunque perdamos el libro como objeto. La desacidificación masiva no era una opción en este caso.

 

En otros libros (en este caso obras más antiguas) que no sufren este deterioro, igualmente la digitalización facilita su acceso y también su conservación a partes iguales. Las altas resoluciones permiten no tener que tocar el libro y esto hace que podamos asegurar su conservación, que la obra perdure más allá de todos nosotros, una de las obligaciones en bibliotecas patrimoniales. Únicamente en casos muy concretos como estudios de papel (ver corondeles y puntizones, marcas de agua, etc.), de ilustraciones y de pigmentos de las mismas, por ejemplo, sería necesario consultar físicamente el papel. No son investigaciones habituales, de manera que el uso físico es mínimo.

 

Ilustración 2. Estado de conservación de una obra de la BAS digitalizada.

 

 

Una vez que la digitalización fija un objeto digital que permite su consulta sin acceder a la obra original, ¿qué valor añadido otorga a las obras? ¿Crees que tener una obra digitalizada aumenta su número de consultas?

 

La digitalización es clave para democratizar el acceso a la información: todo el mundo por igual puede acceder a las obras estén donde estén los libros y los interesados en ellas. Sí es cierto que esto supone acceso a la red, pero es más sencillo y barato esto, en la mayoría de los casos, que prolongadas estancias en otros países o ciudades.

 

Este acceso fácil y gratuito permite que puedan visualizar las obras investigadores de todo el mundo y también personas curiosas que se acercan por puro interés personal, no científico. La respuesta es sí, las obras digitalizadas se consultan más de lo que se consultaría esa misma obra en papel.

 

 

Podemos decir que las obras propuestas están siendo "muy viajeras" y no únicamente por países iberoamericanos: Alemania, Australia... ¿Qué implicaciones tiene que una obra viaje tanto sin salir de la Biblioteca?

 

La información en sí misma es imparable, de la misma forma creo que lo son las imágenes digitalizadas. Al fin y al cabo, las imágenes, los textos, son también información. Las investigaciones son todo un misterio y en el caso del Americanismo, personalmente, es algo muy curioso. Cuando comencé a trabajar en esta biblioteca me sorprendió que hubiera revistas sobre América Latina en todas partes del mundo, desde Austria, Polonia, Rusia, pasando por Nueva Zelanda. Sí, el Americanismo interesó, interesa y creo que interesará. Los acercamientos a América son casi infinitos, de manera que las investigaciones sobre esta zona también lo pueden ser.

 

 

En la era del acceso rápido, de la prisa en obtenerlo todo, incluida la información, poseer la autonomía de consultar, ojear y trastear las obras digitalizadas desde casa, es un gran avance. ¿Cómo se contempla este hecho desde la Biblioteca?

 

Se contempla como algo positivo. Sabemos que el que los investigadores vengan menos físicamente a la biblioteca es algo natural y lógico al tener mucha información en la Red. En el caso de las Humanidades y Ciencias Sociales, no es tanto como en el de las Ciencias Puras, pero también va habiendo, cada vez más, obras digitalizadas. Esto supone que los usuarios físicos de antes ahora lo son a veces físicos y en línea, y otras solo en línea. Sabemos que siguen ahí, aunque con distancia física, por las consultas que nos hacen a través del correo, por la cantidad de seguidores que vamos teniendo en el twitter de la biblioteca y, también, porque al ver que somos una biblioteca bastante activa en las digitalizaciones, cada vez más, ellos mismos (los usuarios) nos sugieren digitalizar ciertas obras que les interesan. Y, además, siempre en la medida de lo posible y de nuestro propio programa de trabajo, procuramos tener en cuenta dichas sugerencias.

 

 

¿Os supone más trabajo?

 

No creo que suponga más trabajo, pero sí cambiar tareas asumiendo la digitalización como una parte más, así como atender físicamente a menos usuarios y más a usuarios en línea.

 

 

Y desde tu experiencia, ¿cómo se nutre la investigación con estos procesos tecnológicos?

 

La investigación se nutre desde el momento en que los avances de la ciencia se alimentan de ciencia anterior. Al poner accesibles desde las bibliotecas, archivos, centros de documentación, museos, etc. documentos antiguos, libros antiguos o más actuales y obras artísticas en la Red estamos favoreciendo que surjan nuevas líneas de trabajo, que se pueda conocer el estado de la cuestión con más facilidad y que la Ciencia siga surgiendo de la Ciencia anterior. Además, en esta biblioteca en concreto se trabaja en torno a dos líneas de digitalización (sin contar la producción actual de los investigadores de la EEHA que hace accesible a través de Digital.CSIC también desde esta Biblioteca): por una parte, la digitalización del patrimonio más antiguo con SIMURG y por otra parte, en DIGITAL. CSIC, la digitalización del patrimonio de las obras producidas por la imprenta de la EEHA por estar en mal estado de conservación y/o ser muy demandadas (tanto libros como revistas), de manera que, gracias a la tecnología, en este caso la digitalización, las bibliotecas favorecemos el desarrollo de la Ciencia.

 

 

Pero la digitalización, el aumento del impacto y las consultas, no está exento aún de desafíos...

 

Casi todos los trabajos están sujetos a mejoras, a nuevos planteamientos y aunque se hagan lo mejor posible, es importante tener ciertos mecanismos de feedback para saber hacia donde debemos y podemos ir, y de esta forma, que el resultado sea el deseable tanto a nivel de conservación como de impacto social. Es decir, digitalizamos mucho, no solo desde esta biblioteca, sino casi todas las entidades con información. La cuestión es tener un plan de trabajo que permita priorizar aquellos libros, documentos, etc., más utilizados, aquellos más difíciles de localizar en otras partes, aquellos que estén en peor estado de conservación…

 

Por otra parte, pero no menos importante, es que la tecnología permita que las resoluciones sean altas, pero también con descargas rápidas para no provocar fatiga tecnológica en el usuario y que sea suficiente el uso de las imágenes sin tener que utilizar los originales.

 

Y finalmente, también es fundamental tener las imágenes en programas potentes, que hagan fácil la consulta, con filtros que enriquezcan la información, que establezcan relaciones entre las posibles imágenes, que den datos estadísticos interesantes que nos permitan saber si se ha hecho la selección adecuada, y también de “pistas” de por dónde se puede seguir trabajando según los datos obtenidos.

 

Los desafíos dan vértigo pero el equilibrio entre el vértigo de lo desconocido y lo motivador de saber que lo realizado hasta ahora se está haciendo bien, nos permite seguir trabajando con ilusión y sabiendo que lo que hacemos es útil e interesante. Los desafíos, en mi opinión, en su justa medida y con ciertos medios pueden ser muy motivadores para avanzar. Saber que lo que haces llega a personas que sin este medio no hubieran podido consultar las obras es lo más motivador y merece la pena el desafío de seguir.

 

 

En cuanto a los datos, ¿qué nos puedes decir de ellos? Son una mínima parte del grueso de las digitalizaciones de la BAS pero, ¿a qué conclusiones nos llevan?

 

Los datos de estas obras que se han seleccionado nos indican, según nuestro parecer, que el Americanismo se sigue estudiando y se hace en numerosas partes del mundo, no solo en España o en América, de ahí que haya bastantes consultas desde Alemania, Australia, etc. La digitalización, pues, resulta muy útil y parece que la selección que hicimos desde esta biblioteca ha sido adecuada. También nos indica que las obras de referencia, en este caso la obra sobre genealogía en Antioquía, despiertan una enorme curiosidad, no solo con respecto a la comunidad científica, sino de los ciudadanos en general, de ahí la cantidad de consultas que ha recibido; y nos muestra, por otro lado, que las investigaciones sobre determinados países de América Latina sobrepasan sus fronteras para estudiarse desde otros países, ya del mismo o de otro continente. Así, por ejemplo, México es uno de los lugares desde donde se desarrollan más estudios sobre toda Latinoamérica. Estos datos también revelan que las consultas en línea, por su facilidad (24/7) son mucho más numerosas de lo que serían físicamente

 

 

Una revista como Revista de avance que tiene ciertas peculiaridades en su historia, en su elaboración y en su repercusión, ¿qué luz arrojan sus estadísticas en Simurg?

Ilustración 3. Ilustración interior de la Revista de avance (año 1930, nº 49).

 

La Revista de avance es una fuente de información esencial para entender las vanguardias en Cuba, España y del resto de países Latinoamericanos donde llegaron estas tendencias artísticas y literarias.

 

Las BAS tiene la revista completa (1926-1930) y según nuestras búsquedas en otros catálogos de bibliotecas de todo el mundo, parece que es la única biblioteca con la colección completa.

 

Sus estadísticas de uso nos vienen a mostrar que las vanguardias españolas e hispanoamericanas no son un tema de interés exclusivo del mundo latino, tan es así que desde Alemania, Francia y Estados Unidos hay bastantes consultas. En este sentido podemos contar que el haber digitalizado estos números de la revista surgió como una demanda de una investigadora polaca, de manera que, como decimos, el interés por las vanguardias latinas ha traspasado numerosas fronteras. En realidad, el traspasado de fronteras, las obras viajeras, etc. son una realidad asociada a los procesos de digitalización, al acceso universal de la información.

 

Los datos viajan, viaja la información, viaja el tiempo y, a su paso, crea nuevas realidades tendiendo puentes entre lo que se hizo (el tiempo ya pasado, su legado) y el futuro (el tiempo por venir, su herencia) para construir la urdimbre necesaria por la que se entreteje los hilos del avance y el progreso.

 

 

 

 

 

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