Enredadera, nº 29, junio 2017
Cristóbal Urbano |
Resumen: Reflexión sobre la evolución y prospectiva de las publicaciones profesionales con motivo del 20 aniversario de la publicación de Enredadera. Este tipo de publicaciones, sin pretender estar en la cresta de la ola en cuanto a indicadores bibliométricos, realizan una función bien importante en un colectivo profesional. Más allá de las revistas científicas, que priman los contenidos de investigación original frente al intercambio de experiencias o el estudio de casos, y en las que se trabaja por ocupar un sitio en las bases de datos internacionales de indización por citas, existe un amplio y variado conjunto de publicaciones que pueden cumplir una función informativa de calidad en una comunidad profesional. Para ello necesitan encontrar su nicho y su razón de ser en un entorno complejo.
Palabras clave: Publicaciones periódicas; Comunicación profesional; Digitalización; Bibliotecas; Información y Documentación; Historia; Prospectiva
Origen y evolución
Las revistas profesionales y los boletines de información, se caracterizan porque sus destinatarios (y normalmente sus promotores) pertenecen a un colectivo que lleva a cabo un oficio o profesión. Las funciones que llevan a cabo son diversas: actualización de conocimiento en recursos y servicios, análisis de tendencias, estudio de casos y buenas prácticas. En este tipo de publicaciones juegan un papel destacado las asociaciones profesionales, grandes centros bibliotecarios o redes de bibliotecas, puesto que los destinatarios potenciales forman parte de esos colectivos u organizaciones.
Así se puede observar en un estudio hemerográfico en curso en el que hemos identificado aproximadamente 650 títulos de publicaciones periódicas españolas especializadas en nuestro campo (tanto en curso de aparición como ya finalizadas, incluyendo todo tipo de realidades, excepto blogs), de las que la mayoría podría considerarse que entran en la categoría de publicaciones profesionales, aunque en algunos pocos casos en sus páginas se hayan publicado también en grado diverso artículos de investigación. Por su parte, las revistas abiertamente «de vocación científica» o de inspiración académica son una minoría, especialmente hasta fechas recientes en las que nuestra disciplina ha ido teniendo una presencia más institucionalizada en la universidad.
Los vestigios más antiguos corresponden a publicaciones periódicas dedicadas a la divulgación de novedades bibliográficas. Destaca el Correo literario de la Europa (1781-1787). Durante la primera mitad del siglo XIX aparecen otros medios de difusión de carácter bibliográfico, todos a cargo de particulares, como el esforzado librero Dionisio Hidalgo, alma de varias de estas publicaciones. Pero la primera revista dedicada específicamente a la Biblioteconomía y Documentación en España es la Revista de archivos, bibliotecas y museos (1871-1980), vinculada al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, un colectivo de funcionarios de élite creado en 1858 para que tuvieran cuidado de los impresos, manuscritos y obras de arte que, provenientes de la desamortización de los bienes de la Iglesia, se custodiaban en las bibliotecas, archivos y museos del Estado. Con sus cinco épocas, 91 volúmenes y más de 100 años de vida, esta revista es un importante testimonio que permite conocer las interioridades de la profesión hasta la época moderna –aunque limitada principalmente a un tipo de biblioteca patrimonial– (Carrión, 1981, p. 566).
Durante buena parte del siglo XX y hasta la institucionalización universitaria del área, al margen de los boletines de noticias específicos de bibliotecas e instituciones bibliotecarias, podríamos destacar títulos como: Biblioteconomía (1944-1976), revista de la Escuela de Bibliotecarias de Barcelona; Boletín de ANABAD (1950- ), que pese a la presencia de la palabra «boletín» en su título recoge extensos artículos, que con frecuencia se corresponden a comunicaciones presentadas en los eventos de la actual Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas, y que tiene su origen en la asociación fundada en 1949 por un grupo de facultativos de archivos, bibliotecas y museos (Asociación Nacional de Bibliotecarios, Archiveros y Arqueólogos); o Revista española de documentación científica (1977- ), publicada en la actualidad por el Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) del CSIC y que por su origen en el seno del Instituto de Información y Documentación en Ciencia y Tecnología (ICYT), podemos identificar como la publicación que durante muchos años ha contado con una mayor proporción de trabajos de investigación, como se pone de manifiesto por ser una de las dos publicaciones españolas del área presentes en el Social science citation index (SSCI).
A partir de la década de 1980, tal como señala José A. Gómez Hernández (2004), varios factores han determinado un incremento en la producción bibliográfica en Biblioteconomía y Documentación en España y, también, de publicaciones periódicas en nuestro campo. El aumento de la actividad documental generada por la sociedad de la información, así como la explosión del uso social de las tecnologías, han estimulado la investigación en nuestro campo, coincidiendo con la entrada y consolidación en nuestro país de la Biblioteconomía y Documentación en la Universidad (la diplomatura, en 1982, la licenciatura, en 1992, y posteriormente, los estudios de máster y doctorado).
También coincide este periodo con avances en las inversiones públicas en archivos, bibliotecas y centros de documenación, así como con el inicio de un movimiento de territorialización y expansión del asociacionismo profesional, que en paralelo a ANABAD y junto a SEDIC se manifiesta en la creación de nuevas asociaciones y en su articulación en una federación (FESABID). Ese entorno asociativo, de educación superior, junto al crecimiento del inventario y dotación de unidades de información de todo tipo, explica una primera expansión en el número de publicaciones profesionales, que a partir de la década de 1990 se verá reforzada con el desarrollo de Internet y la edición digital de estas publicaciones. Si bien no podemos ser exhaustivos en la relación, a modo de testimonio de la cronología que hemos establecido, cabe recordar algunos títulos y sus fechas de inicio: Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios (1984- ); Item (1987- ), revista semestral del Col·legi Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya; o Educación y biblioteca (1989-2011) entre otros.
Ilustración 1. Information World en español, Febrero 1992, número 1.
(Baiget, Tomàs; Hípola, Pedro. “50 números de IWE”. El profesional de la información, 1996, diciembre)
(http://www.elprofesionaldelainformacion.com/contenidos/1996/diciembre/50_nmeros_de_iwe.html)
El punto de inflexión digital en esta evolución lo podríamos establecer entre 1992 y 1993, tanto por constituir el periodo «incunable» de la presencia de Internet en España, como por existir dos hitos relevantes que merecen ser destacados. En 1992 se comenzó a publicar Information world en español (IWE), boletín de noticias y novedades comerciales del ámbito de la información electrónica de iniciativa editorial comercial (sin el paraguas de una asociación profesional o alguna institución educativa o bibliotecaria). En 1998 y bajo el título El profesional de la información se transformó en una revista con mayor peso de los artículos extensos, con menor inclinación a la información profesional y más atención a la comunicación científica, pero siempre muy atenta a todo lo relacionado con la transformación que las unidades de información experimentaban con la digitalización y la expansión de Internet. Ese vínculo inicial de IWE con el mundo digital, su posición neutral respecto a la multitud de asociaciones e instituciones bibliotecarias, y el espíritu innovador de sus responsables ayudan a entender el nacimiento en 1993 de la lista de distribución IweTel, principal foro electrónico sobre bibliotecas y documentación que existe en español (Baiget, 2006).
La aparición de Internet marca un antes y un después en el ámbito de la comunicación científica y profesional, al propiciar una tipología de publicaciones inexistentes hasta la fecha, que no anulan, sino que complementan a la pareja de publicaciones convencionales (revista/boletín): listas de distribución (IweTel), blogs, perfiles en redes sociales, etc.
En este nuevo escenario que arranca en la década de 1990 y llega hasta nuestros días, el inventario de títulos sigue creciendo en número y en variedad. Como muestra podemos mencionar: Revista general de Información y Documentación (1992- ); Métodos de información (1994-2002; 2010- ); Scire (1995- ); BiD (1998- ), nacida meses después de Enredadera como primera revista exclusivamente en formato digital en línea en el seno de la Universitat de Barcelona, y que hoy se sigue publicando en coedición con la Universitat Oberta de Catalunya; Anales de documentación (1998- ), etc.
La lectura profesional en la encrucijada de la economía de la atención
Los boletines informativos, con una historia secular a sus espaldas, son hoy día básicamente publicaciones digitales que en el nuevo ecosistema de la comunicación en red, coexisten y se hibridan con otros formatos que las tecnologías han propiciado. Los blogs, originados como diarios personales digitales, son utilizados por todo tipo de instituciones para difundir contenidos equivalentes a los que años atrás habrían aparecido en un boletín de notícias. Las listas de distribución o de discusión por correo electrónico representan un estadio muy humilde de publicación, ya que el lector es a la vez autor, y sus contribuciones se dan a conocer pasando un filtro muy variable en función de la política del administrador de la lista. La quintaesencia de la simplicidad y la inmediatez la constituyen ciertas redes sociales, como Twitter o Facebook. Junto a esos formatos que se han ido especializando en la difusión de noticias y experiencias, en los últimos años también es notorio el crecimiento de revistas electrónicas de nuestro ámbito, la mayoría en acceso abierto, con artículos de más calado, ya sean de investigación, de divulgación o de intercambio profesional.
Así pues, hoy el concepto de revista profesional se incluye en el marco general de los «recursos continuos», noción que aparece en los primeros años 2000 por el surgimiento de los nuevos tipos de publicaciones que Internet propicia. Si bien en el medio digital se encuentran traslaciones de publicaciones preexistentes en el mundo impreso (con apariciones regulares provistas de numeración y fecha), las posibilidades tecnológicas permiten la aparición de nuevos tipos de publicaciones que cuentan con unas propiedades desconocidas hasta la fecha, a saber, la mutabilidad de los datos (la falta de persistencia de su contenido, la posibilidad de la modificación retrospectiva del mismo y la participación del lector en forma de espacios de comentarios participativos), la falta de números identificables (frente a la discrecionalidad de las apariciones sucesivas de las revistas impresas) y la acumulación de información sin que eso represente necesariamente una nueva publicación.
Todo ello configura un escenario caracterizado por una interrelación entre los distintos medios y una sobreabundacia de mensajes, lo que puede provocar en los receptores una sensación de redundancia, a la vez que una saturación de información –lo que ha venido en llamarse infoxicación–, apareada con la ansiedad de no quedarse sin la última primicia distribuida. Por esta razón, la gestión del tiempo, la atención prestada a cada estímulo informativo, condiciona la forma en la que los documentos profesionales (ahora quizás no meramente textos) son identificados y, en su caso, aprehendidos. Definitivamente, la «economía de la atención» según la cual la abundancia de información genera una pobreza en la atención (Goldhaber, 1997) se ha de incorporar en la reflexión sobre hacia dónde deben caminar en el futuro las publicaciones periódicas profesionales y otros medios equivalentes.
Delimitación del espacio profesional: especialización temática y relación con la investigación
Pese a tener puntos en común con la información académica y de investigación, este tipo de publicaciones se caracteriza por la necesidad de dar respuesta específica a una serie de características del ejercicio profesional que ya se contemplaban en 1939 en el artículo inaugural de la revista C&RL: College and Research Libraries con el que se tratataba de responder a una pregunta plenamente actual: Why another library journal?
[Professions]: (1) involve essentially intellectual operations accompanied by large individual responsibility; (2) are learned in character and require a steady stream of ideas and new guiding principles, emanating from research and experimentation; (3) derive their raw material from science and learning, but use it for practical purposes; (4) possess a technique capable of communication through a specialized educational discipline; (5) develop a group consciousness which expresses itself in an organization of the professional group, and (6) have as their fundamental purpose public service rather than personal profits. (Kuhlman, 1939, p. 8).
Los promotores de la nueva revista entendían que la especificidad de esas dinámicas profesionales en las bibliotecas universitarias y de investigación no se podían atender plenamente con las publicaciones más generalistas de la American Library Association (ALA) en ese momento, lo que servía de justificación al nacimiento de…¡another library journal!
Esto es, la existencia de mecanismos de comunicación profesional, la lectura de textos en los que se reflexiona sobre el ejercicio profesional y en los que se presentan datos y experiencias para fundamentar la toma de decisiones, son condición para el pleno desarrollo de un determinado grupo dentro de una profesión (Westbrook, 2009). El reto hoy para cada proyecto concreto, revista, boletín, blog, o perfil institucional en una red social, es saber dar razón de su existencia y demostrar el valor que se añade a un escenario informativo saturado. Un universo de mensajes en el que también habría que considerar la comunicación interpersonal en espacios internos en las organizaciones (gestión del conocimiento, comunidades de práctica, etc.) o en espacios externos como jornadas y encuentros profesionales.
Por otra parte, la definición del espacio profesional de estas publicaciones tiene en la actualidad un nuevo frente de debate: la existencia de un cierto divorcio entre la academia y los profesionales, caracterizado por los reproches no siempre fundados de falta de rigor «científico» en los trabajos de origen profesional y de falta de transferibilidad o de conexión con la realidad en los trabajos de naturaleza académica (Schlögl y Stock, 2008; Haddow, 2010; Koblas y Clyde, 2010). Se trata de un fenómeno presente en la mayoría de países y en todas aquellas disciplinas académicas que tienen su origen en una profesión y que en general acceden al estatus plenamente universitario de forma tardía. Se trata de un divorcio observado también en la segregación de ambos colectivos en medios de publicación diferenciados y en la disminución de la coautoría (Ardanuy y Urbano, en prensa). En el caso español, la evolución de El profesional de la información, una de las dos revistas españolas de Biblioteconomía y Documentación indizadas en el SSCI, es clara: comenzó como boletín de noticias profesionales, con un importante componente de información sobre productos y servicios comerciales, pero en la actualidad y pese a figurar la palabra «profesional» en su título, la presencia de profesionales entre la nómina de autores se ha visto reducida drásticamente frente a las aportaciones del mundo de la academia.
Apuestas y retos de futuro
En un ecosistema tan cambiante como el de la gestión de contenidos digitales y la comunicación profesional, se hace difícil formular predicciones. Ahora bien, cada organización, en su proceso contínuo de mejora y adaptación al entorno, necesita realizar ciertas apuestas y entender la obsolescencia de ciertos formatos y rutinas de comunicación. En este sentido, somos de la opinión que en casos como el que representa Enredadera, la evolución más plausible es la del redescubrimiento del newsletter como instrumento de «curación de contenidos». Esto es, una publicación periódica, de aparición frecuente y a intervalos regulares en unidades discretas, mediante la que una organización profesional, o una institución bibliotecaria, apuesta por consolidar y filtrar contenidos de especial valor pensando en un público objetivo de carácter profesional, tanto interno como externo.
En este tipo de newsletter se puede integrar tanto la reseña de entradas del blog de la institución como documentos de otras procedencias. En este sentido, este esquema permite una publicación de contenidos propios de forma continua y sin retrasos en el blog (con lo que el ciclo de creación y distribución se hace más corto), su viralización y redistribución en redes sociales, y su posterior filtrado, crítica y consolidación en números periódicos de una publicación como el newsletter en la que se consolida la «lectura» profesional y no tanto la autoría. Read for later (http://www.ala.org/transforminglibraries/future) publicación del Center for the Future of Libraries de la ALA y Current cites (http://currentcites.org/) serían dos buenos ejemplos bien consolidados de este modelo en el mundo bibliotecario, especialmente Current cites que anticipó ya hace 26 años esta tendencia muy actual en todo tipo de ámbitos de comunicación (Guallar 2017).
Ilustración 2. Read for Later. Center for the Future of Libraries. Copyright 1996-2015, American Library Association (http://www.ala.org/transforminglibraries/future/blog/mon-05082017-1740)
En definitiva, se trata con este tipo de propuestas de elevar la lectura a un acto creativo que se comparte (tanto desde un espacio web, como por medio de su distribución por correo electrónico a suscriptores), en el que la publicación profesional se concibe como un ejercicio de lectura y reseña por parte del emisor, y como una posibilidad de metalectura por parte del receptor.
Referencias y bibliografía
Ardanuy, Jordi; Urbano, Cristóbal. «The academic-practitioner gap in Spanish LIS: an analysis of authorship and collaboration in two leading national publications». Journal of librarianship and information science, en prensa. Post-print disponible en: http://bd.ub.edu/grups/iviu/academic-practitioner-gap-ArdanuyUrbano2016.
Baiget, Tomàs. «El profesional de la información (EPI)». TK, n.º 18 (dic. 2006), p. 131-136. Disponible también en línea en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2214158.
Carrión Gútiez, Manuel (1981). «Hacia una definición del bibliotecario en España». Boletín de la ANABAD, tomo 31, n.º 4, p. 565-578. Disponible también en línea en: http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/964897.pdf.
Goldhaber, Michael H. (1997). «The attention economy and the net». First Monday, vol. 2 (4). doi: 10.5210/fm.v2i4.519.
Gómez Hernández, José A. (2004). «La recopilación documental: para qué y cómo documentarse en Ciencias de la Información Documental». En: Frías Montoya, José Antonio; Ríos Hilario, Ana B. (eds.). Metodologías de investigación en Información y Documentación. Salamanca: Universidad de Salamanca, 2004, p. 33-70. Disponible también en línea en: https://digitum.um.es/xmlui/bitstream/10201/47175/1/recopilaciondocumentalgomez.pdf.
Guallar, Javier. (2017). «Artículos de curación de contenidos: categorías y ejemplos». Anuario ThinkEPI, vol. 11, p. 210-216. Disponible en línea en: https://recyt.fecyt.es/index.php/ThinkEPI/article/view/thinkepi.2017.38/35522.
Haddow, Gaby. (2010). «Communicating research to practice: the role of professional association publications». Library and information research, vol. 34 (108), 33-44. Disponible en: http://ww.lirgjournal.org.uk/lir/ojs/index.php/lir/article/view/332.
Klobas, Jane; Clyde, Laurel. (2010). «Beliefs, attitudes and perceptions about research and practice in a professional field». Library & information science research, Vol. 32(4), p. 237-245. doi:10.1016/j.lisr.2010.07.004.
Kuhlman, A. F. (1939). «Introducing College and research libraries.» College & Research libraries, 1(1), 7-10. Recuperado de: http://crl.acrl.org/index.php/crl/article/view/9757/11203.
Schlögl, C.; Stock, W. G. (2008). «Practitioners and academics as authors and readers: the case of LIS journals». Journal of Documentation, 64(5), 643-666. doi: 10.1108/00220410810899691.
Westbrook, Lynn (2009). «Social science professional literatures and their users». En: Bates, M. J.; Maack, M. N. (eds.), Encylopedia of Library and Information Science (3rd ed.). CRC Press. p. 4.857-4.863. doi:10.1081/E-ELIS3-120043467.