María Moliner: mujer, bibliotecaria y lexicógrafa

Isabel Mendoza García. Biblioteca ETSI Industriales, Universidad Politécnica (Madrid)

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María Moliner. Mujer, bibliotecaria y  lexicógrafa

María Moliner

Sólo el lema de la exposición lo dice todo: mujer, bibliotecaria y lexicógrafa. María Moliner, ha sido una de esas mujeres que han marcado toda una generación en nuestro país; ella es conocida, sobre todo, por su magnífica y titánica obra del Diccionario de Uso del Español (DUE), pero mucho menos por su labor como bibliotecaria y como mujer.

La secuencia del lema, que dio nombre al homenaje y exposición con el que la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid (UPM) y la Biblioteca Tomás Navarro Tomas (CSIC) le han querido rendir a esta gran mujer del siglo XX, lo dice todo: primero, fue mujer, pendiente siempre de su marido Fernando, y de sus cuatro hijos, Enrique, Fernando, Carmen y Pedro; después, bibliotecaria, profesión que ejerció hasta el momento de su jubilación en la ETSI Industriales en 1970, y, por último realizó lo que quizá más satisfacción le produjo en la etapa mas dura de su vida profesional, el Diccionario de Uso del Español, donde aportaría todo su conocimiento como lexicógrafa y que, como escribió García Márquez en un artículo publicado en El Pais con motivo de su muerte: “escribió sola en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso, más divertido de la lengua castellana

María Moliner, tras licenciarse en Historia por la universidad de Zaragoza, ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Después de su paso por el Archivo de Simancas, ocupó plaza en el Archivo de la Delegación Provincial de Hacienda de Murcia. Son estos años en Murcia los más importantes en su vida personal; en esta ciudad conoce al que sería su marido y padre de sus cuatro hijos, Fernando Ramón Ferrando, joven licenciado en Física, y con quién se casaría en 1925; también nacen en Murcia sus dos primeros hijos, Enrique y Fernando.

Tanto María como su marido son dos intelectuales comprometidos con la sociedad en la que viven, y a la que tratarían de dar lo mejor de sí mismos. Es este compromiso con la sociedad, y su profundo conocimiento en la gestión de bibliotecas el que la lleva a desarrollar una etapa muy importante como bibliotecaria que tendrá lugar durante la Segunda República (1931-1939). Participa en las “Misiones Pedagógicas” en Valencia, dirige la Biblioteca Universitaria de esa ciudad, dirige, en plena guerra, la Oficina de Adquisición y Cambio Internacional de Publicaciones, y trabaja como vocal de la Sección de bibliotecas del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico. Se encarga de desarrollar y dar forma a un Plan nacional de bibliotecas, y, además lleva a cabo el proyecto sobre el Plan de organización general de Bibliotecas del Estado. Es su gran aportación como bibliotecaria, esa faceta profesional de esta gran mujer menos conocida, pero no por ello menos importante.

Cuando termina la Guerra Civil y empieza la depuración de cargos, María y su marido Fernando no se librarán de este “castigo”. Fernando es apartado de su cátedra de Física en la universidad de Valencia y a María Moliner se la bajan dieciocho niveles en el escalafón del Cuerpo de Facultativos de Archivos, Bibliotecas y Museos.

En 1946, se rehabilita a su marido en la cátedra de Física de la universidad de Salamanca, María, se traslada a Madrid para estar mas cerca de su marido, y es en esta ciudad donde pasa a ocupar el puesto de bibliotecaria en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, retomando de esta manera su actividad como bibliotecaria, eso sí, olvidada y perdida en una biblioteca que nada tenía que ver con su trayectoria profesional e investigadora en el ámbito bibliotecario. Éste sería su último destino como bibliotecaria, en él se jubilaría 24 años después, en 1970.

Aquí arranca la etapa del llamado “exilio interior”. Para Inmaculada de la Fuente, “resistió el ostracismo al que fue conducida por su pasado republicano, resistiendo elegantemente, en silencio, y creando”. María Moliner, que no tuvo una infancia y juventud fáciles, demostró a lo largo de su vida que era una mujer con tesón y, cuando le cerraron una puerta, ella abrió otra: su Diccionario.

María Moliner fue una mujer con una gran capacidad de trabajo que le permitió compaginar su vida familiar con su profesión y sus proyectos personales. Trabajó incansablemente por facilitar a todos el acceso a la cultura y por mejorar el conocimiento y el uso del español a través de un diccionario innovador.

El recuerdo de su valía profesional y personal sigue presente en la sociedad española, como se puede ver por los estudios, homenajes y actividades culturales que se siguen realizando en su memoria y por las numerosas instituciones que, dentro y fuera de España, han elegido su nombre para celebrar sus aportaciones a la lexicografía y la biblioteconomía.

A estos numerosos homenajes se han unido ahora, la Universidad Politécnica de Madrid y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas al poner su nombre a la biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la UPM y a una de las salas de investigación del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, y al organizar conjuntamente esta exposición María Moliner. Mujer, bibliotecaria y lexicógrafa que ha tenido lugar del 16 al 30 de enero de 2012.

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