Mientras tanto

Enredadera, nº 31, junio 2018

Yolanda de la Peña
yolanda.pena@csic.es
Biblioteca. Centro de Automática y Robótica (CAR-CSIC)
Madrid

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«Tienes la llave, busca la puerta»
Letra de La llave. Tófol Martínez

 

Resumen: La Biblioteca del Centro de Automática y Robótica CAR (CSIC-UPM), celebró el seminario «Publicar… y no morir en el intento. Algunas recomendaciones para hacerlo en revistas de impacto», dirigido al personal de investigación del propio CAR. La autora utiliza el recurso de la formación impartida a usuarios para reflexionar sobre la relación con los mismos, el papel de la Biblioteca en las estrategias de investigación del Centro, así como sobre el valor de la diversidad en la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC.

 

El pasado viernes 13 de abril, celebramos en el Centro de Automática y Robótica CAR (CSIC-UPM), el seminario «Publicar… y no morir en el intento. Algunas recomendaciones para hacerlo en revistas de impacto». Dirigido al personal de investigación del propio CAR fue presentado por Manuel Ferre Pérez, Director del CAR, y yo misma que lo organicé e impartí, como Técnica de Biblioteca y Documentación.

De una hora y media de duración, contó con una docena de asistentes. El CAR es un centro que cuenta con una treintena de personas dedicadas a la investigación entre todas las escalas del CSIC, y personal de investigación contratado con cargo a proyectos de investigación, doctorandos y estudiantes preparando su trabajo fin de grado.

El objetivo del seminario era dar a conocer la repercusión personal e institucional que tiene publicar como expresión de la actividad investigadora. Como muestra del efecto de la importancia de la producción científica esta misma semana se ha publicado el Informe COTEC (2018) que tiene un apartado específico dedicado a este indicador de innovación.

A modo de resumen, el contenido abordaba distintas herramientas para valorar fuentes de publicación, ejercer derechos sobre la propiedad intelectual, así como los medios para preservar digitalmente esta producción y cumplir con los compromisos adquiridos con los financiadores.

Ilustración 1. Yolanda de la Peña, Técnica de Biblioteca y Documentación del CAR impartiendo el seminario

Ilustración 1. Yolanda de la Peña, Técnica de Biblioteca y Documentación del CAR impartiendo el seminario

Lo que me ha decidido a reseñar este seminario, admitiendo que el impacto del mismo es limitado, es que se produjo a petición de la Dirección del Centro enmarcado en las directrices sobre estrategia de publicación del CAR. De hecho, casi lo entiendo como un hito en la lucha de la biblioteca por posicionarse como una colaboradora esencial en la comunidad del CAR.

Seamos objetivos, los datos son modestos en cuanto a asistentes al seminario y la repercusión del mismo, pero yo me considero una bibliotecaria posibilista, y contrasto que cuando en la biblioteca asumimos un papel activo, la colaboración redunda en una mejora de la opinión, ya de por si positiva, que en general tienen los usuarios sobre las bibliotecas y el personal que las atendemos, como comprobamos en la encuesta de satisfacción de usuarios (López Monjón, 2016) que manifiestan un elevado grado de satisfacción.

Como ejemplo de éxito, a partir de la celebración del seminario las consultas sobre licencias y cesión de derechos de los autores a editoriales han aumentado, incluso de personas que no habían asistido al seminario, incluso de personas que anteriormente no habían visitado la biblioteca, pero que conocían su contenido por otros asistentes; la acción boca-oreja ha funcionado.

Una de las preguntas que me rondaba al preparar el seminario era: ¿Qué relación quiero tener con los usuarios de mi Centro? Aquí, la respuesta está íntimamente ligada con mis expectativas y hasta con mi “estado interior”. Ciertamente, las tecnologías digitales han cambiado profundamente la relación que en las bibliotecas tenemos con los usuarios, pero considero que no así su esencia.

Asistimos a una media revolución porque en muchos casos, no contamos con los medios para protagonizar la revolución a la que asistimos desde el umbral. Esta imagen de permanecer en el paso entre un mundo y otro, creo que puede dar idea de cómo nos sentimos algunos profesionales en este cambio de paradigma. En mi caso, a medida que el entorno de información se ha hecho más digital y virtual necesito conocer de primera mano qué necesitan los usuarios de la biblioteca y si puedo ofrecérselo.

Para apoyar el acceso al conocimiento, se me ocurre que el camino es ir aprendiendo al tiempo que los usuarios de mi comunidad solicitan este acompañamiento, pues de no ser así, irremediablemente lo buscarán en otro lugar, y a mí particularmente la biblioteca me parece el lugar adecuado para proporcionárselo. En este “mientras tanto” o umbral, cito la frase que encabeza esta reflexión «Tenemos la llave, solo hay que buscar la puerta.»

Los sentimientos apocalípticos que a muchos profesionales de este medio nos aquejan no son baladíes, porque tal y como pudimos comprobar en la Encuesta de satisfacción del personal bibliotecario (López Monjón, 2017) un 73% de los encuestados trabajamos solos, la mayoría de las bibliotecas de la Red somos unipersonales.

Además, somos un grupo heterogéneo de profesionales con trayectorias y formación diversa, que ofrecemos servicios comunes, pero con un gran colorido en la paleta de los servicios complementarios que muchos de nosotros realizamos, que pueden depender de la experiencia profesional, e incluso del interés y el gusto personal.

En la intervención de Juárez-Urquijo (2017) en Iwetel, bendito Iwetel que estás en las redes, pregunta por la esencia de la biblioteca y sus retos de futuro: ¿necesitamos la misma estrategia? alude a cierta percepción de desnaturalización de lo que es una biblioteca por ciertos sectores de la ciudadanía y de la profesión.

Probablemente, en la Red necesitamos, tenemos, una estrategia común, en la que se respeta la diversidad que nos hace una red tan especial, pero pueden adoptarse nuevos criterios de la mano de un plan estratégico y de servicios que ponga en valor a sus profesionales proporcionando formación, así como promoción para ofrecer los servicios que hasta ahora se contemplan como complementarios, o que no se contemplan explícitamente pero que actualmente ya se realizan.

Es cierto que somos lo que somos, ¿Y? esto también es un valor considerable. Cada biblioteca a su manera intenta mejorar su colección, espacios, el acceso a los mismos y a los servicios, así como el asesoramiento que ofrecemos. Por lo general, el personal que atiende las bibliotecas suele conectar una mezcla de talento, gusto personal con las necesidades de los usuarios para ofrecer servicios específicos y/o productos variopintos, que los usuarios valoran positivamente: exposiciones, blogs, formación, asesoramiento específico, iniciativas culturales.

Afrontamos el proceso de transformación de nuestro entorno trabajando, dentro de las directrices marcadas por la carta de servicios de la Red de Bibliotecas del CSIC, pero con un criterio personal aplicado en nuestro trabajo diario. Si cada uno de nosotros mira hacia atrás suele encontrar la clave de su trayectoria profesional en relación a los servicios diferenciados que actualmente ofrece a sus usuarios, pues somos sobre todo lo que ya hemos sido.

Gracias a la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC cobra sentido lo que los profesionales compartimos profesionalmente, por eso es necesaria la relación con otras y otros en el CSIC y fuera. Así también, queremos que nos quieran y la presencia de las bibliotecas en los planes estratégicos de los centros debería ser una prioridad.

El conocimiento y contacto con los usuarios es el valor más necesario pues en ellos está el sentido de nuestra profesión, son los que nos plantean las preguntas, las bibliotecas deben seguir acompañándo en la búsqueda de respuestas, y esto es lo esencial.

 

Bibliografía

 

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