La nueva Biblioteca del Instituto de la Grasa

Maribel Sanabria, Isabel Rodríguez. Instituto de la Grasa. Gaspar Olmedo. Unidad de Recursos de Información Científica para la Investigación (Sevilla)

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El nuevo edificio de la Grasa en la UPO

El nuevo edificio de la Grasa en la UPO

El Instituto de la Grasa se fundó en el año 1947 y junto a él su biblioteca. En el año 1953 su sede central se trasladó al barrio sevillano de Heliópolis, separándose de la planta experimental, que se ubicó a las afueras de la ciudad. A finales de 2014, el Instituto pasó a ocupar un gran edificio de nueva planta situado en el campus de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, unificándose sus dos sedes.

A lo largo de tantos años han sido muchas las bibliotecarias (también ha habido algún bibliotecario) que han contribuido al desarrollo de esta biblioteca. El trabajo era arduo en esos  tiempos en los que la informatización estaba aún muy lejos de formar parte de nuestro día a día: redacción de fichas bibliográficas, control de  numerosos títulos de revistas, intercambios, recensiones, búsquedas bibliográficas, etc. A pesar de las dificultades lograron crear una biblioteca de referencia en el campo del análisis y tecnología de las materias grasas, con especial atención al aceite de oliva y a las aceitunas de mesa.

El fondo de libre acceso en la antigua biblioteca

El fondo de libre acceso en la antigua biblioteca

La infraestructura de la biblioteca pasó por diversas transformaciones y mejoras. Su sala de lectura, con altas estanterías de madera, transmitía el calor de las bibliotecas antiguas, esas en las que podías encontrar en algún pasillo a una persona de otra época enfrascada en su lectura.

Libros esperando a su colocación tras el traslado

Libros esperando a su colocación tras el traslado

Pero todo cambia. Ya no necesitamos consultar los gruesos tomos de catálogos de nuestros fondos, ni la magnífica colección del Chemical Abstracts en papel, que quedará como patrimonio y recuerdo de otros tiempos y otras maneras de trabajar. Ahora tenemos Scifinder, Scopus, Web of Knowledge, miles de libros electrónicos; los últimos números de cientos de revistas a un clic del teclado, en segundos.

La actual biblioteca del Instituto de la Grasa, con su nueva, moderna y también acogedora imagen, es resultado del trabajo conjunto de las bibliotecarias del Instituto y del personal de la Unidad de Recursos de Información Científica para la Investigación (URICI). El traslado y montaje de la biblioteca (aún por terminar) ha sido complicado y ha supuesto la revisión de la colección y puesta al día del catálogo, el diseño de la distribución del mobiliario y selección del mismo, contacto con casas comerciales y empresas, planificación del traslado, reclasificación de los fondos, etc. Aunque el trabajo ha sido duro, el resultado ha merecido la pena. El proceso de traslado ha contado en todo momento con el apoyo de la dirección del Instituto. La nueva biblioteca está situada en la planta baja, muy cerca de la entrada, y cuenta con una amplia sala de lectura, dotada de grandes cristaleras que proporcionan una magnífica iluminación natural, en la que se dispone la colección completa de monografías en libre acceso, y las revistas impresas que se siguen recibiendo. Las colecciones cerradas de revistas se encuentran en dos almacenes del sótano.

La sala de lectura de la nueva biblioteca

La sala de lectura de la nueva biblioteca

La renovación de la biblioteca de la Grasa no puede limitarse a su aspecto externo. Tenemos la obligación de adaptarnos a las nuevas necesidades de nuestros usuarios y  sumar a los servicios tradicionales otros que nos definan como servicio de apoyo a la investigación, contribuyendo a dar visibilidad a la actividad investigadora del Instituto, apoyando el acceso abierto a través de Digital.CSIC, ofreciendo formación que permita sacar el máximo provecho a los recursos contratados, cumpliendo con los criterios dictados en la carta de servicios de la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC y, sobre todo, estando dispuestas a asumir las nuevas atribuciones que el futuro nos depare.

Maribel Sanabria e Isabel Rodríguez, bibliotecarias del I. la Grasa

Personal bibliotecario del I. la Grasa

Por  último, no podemos dejar de mencionar a nuestra compañera Lola Puchol, a quien habría correspondido liderar este nuevo proyecto de biblioteca. No pudo ser, pero desde aquí le enviamos nuestro recuerdo y nuestra gratitud por su trabajo.

 

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