El rol de las Bibliotecas CSIC en la Ciencia Abierta

Enredadera, nº 33, julio 2019

Agnès Ponsati Obiols
agnes@bib.csic.es
Unidad de Recursos de Información Científica para la Investigación (URICI-CSIC)
Madrid


 

Es un lugar común que las nuevas tecnologías de la información y el acceso remoto a las colecciones han trasformado las bibliotecas y sus servicios tal como los habíamos conocido hace ahora poco más de un par de décadas.

Primero, en la década de los 90, las bibliotecas se lanzaron a la informatización de su colección y de la gestión de procesos y servicios con la creación de sus catálogos informatizados. Seguidamente, a partir de los años 2000, se produce la trasformación de los soportes de información y empiezan a irrumpir las colecciones digitales como un nuevo recurso de información que hay que gestionar y con ello un nuevo modelo de negocio. Finalmente, y en parte debido a este proceso de transformación digital de los productos de información se produce el tercer cambio importante, la aparición del dilema documental en el que ahora mismo nos encontramos, esto es, la gestión de las colecciones y resultados de investigación en un entorno que, no sin tensión, busca evolucionar de lo cerrado a lo abierto.

Las bibliotecas de investigación no son un cuerpo aislado con sentido propio, forman parte del ecosistema global de la investigación científica y en él cobran sentido de utilidad. Para sobrevivir como especie, deben buscar la forma de adaptarse al medio como hacen las especies naturales. Los tres cambios de paradigma que de forma muy resumida hemos mencionado en el párrafo anterior: informatización, transformación digital, acceso abierto, son en esencia una muestra de esta evolución y adaptación reciente al medio.

Así, el rol de las bibliotecas de investigación cobra valor cuando estas insertan sus capacidades dentro del ciclo de investigación (descubrir-analizar-escribir-publicar-difundir-evaluar) y ofrecen herramientas, servicios y conocimiento a la comunidad científica para poder desarrollar su actividad de forma eficiente en este hábitat. Es lo que la literatura profesional ha denominado “biblioteca incrustada”.

Conviene recordar la importancia de ir virando el enfoque que de forma prioritaria las bibliotecas han puesto en conseguir incorporar el máximo de recursos de información como colección propia y centrar mucho su actividad en su gestión, sin prestar gran atención o descuidando la importancia de difundir y hacer accesible la producción propia que ahora es subrayada. Es lo que los anglosajones han definido de forma sintética como el “from outside in to inside out”.

Pero en los últimos años, no sólo han cambiado las bibliotecas, por influencia de la tecnología lo han hecho también las necesidades de sus usuarios, y en concreto en el caso que nos ocupa, hay que atender a los cambios que se han producido en la forma de investigar porque esto ha generado nuevas expectativas de la comunidad científica sobre las colecciones y los servicios que las bibliotecas debemos ofrecer.

La investigación científica es una empresa global, colectiva, hoy más que nunca colaborativa, cuyo objetivo principal es producir conocimiento que permita hacer avanzar a la sociedad en ámbitos diversos, pero con fuerte impacto social, económico, cultural, medioambiental. Es una actividad que demanda recursos importantes y sostenibilidad de los mismos a largo plazo. En un porcentaje elevadísimo es financiada por las administraciones públicas, esto es por la sociedad, que espera a cambio un retorno que genere impactos positivos en la calidad de vida de los ciudadanos. De esta exigencia surge la Ciencia Abierta que aboga por la creación de un nuevo modelo. La comunidad científica internacional se encuentra inmersa en plena transición de paradigma sobre cómo hacer ciencia y comunicar sus resultados. La Ciencia Abierta aboga por crear un sistema global de comunicación científica más abierto, transparente, colaborativo y sostenible persiguiendo un mayor impacto de los resultados de investigación con el fin de abordar los grandes retos de nuestra sociedad.

Pero una vez fijado el objetivo teórico es preciso conocer qué agenda seguir y cuáles deben ser las prioridades para alcanzarlo. Para ello es de utilidad fijarse en los temas clave para una agenda de la Ciencia Abierta según ha considerado la Comisión Europea. Se fijan los siguientes:

1) Incentivar y promover la Ciencia Abierta, 2) eliminar las barreras que interfieran en su desarrollo, 3) desarrollar las infraestructuras necesarias para darle soporte, 4) fomentar el acceso abierto a publicaciones de forma mayoritaria y 5) integrar la Ciencia Abierta en la sociedad.

A continuación, también define las prioridades que la construcción de este nuevo paradigma debe de atender:

  1. Establecer un nuevo modelo de reconocimiento e incentivos
  2. Abrirse a considerar nuevos indicadores de investigación y nuevas métricas
  3. Analizar el futuro de la comunicación académica
  4. La puesta en marcha de la Europen Open Science Cloud (EOSC)
  5. La creación de una política de Datos FAIR
  6. La integridad de la investigación
  7. El fomento de habilidades y educación para Ciencia Abierta
  8. El impulso de la Ciencia ciudadana

Llegados a este punto lo que debemos de plantearnos es, en relación a la agenda y a las prioridades fijadas ¿qué pueden aportar las bibliotecas, y en concreto las del CSIC para colaborar a evolucionar del modelo actual de hacer y comunicar ciencia a este nuevo escenario de la Ciencia Abierta? Porque, aunque la Ciencia Abierta no es un tema de las bibliotecas, estas pueden ayudar y mucho a construir infraestructuras, aportar colecciones a la nueva EOSC, conocimiento, influir en el cambio del modelo de comunicación científica actual y en la cultura científica de nuestra comunidad.

La respuesta no es simple, ni está exenta de dificultades y esfuerzo, pero si intentamos buscar posibles acciones nos daremos cuenta de que podemos aportar mucho y de que en cierta medida ya lo estamos haciendo. Como consideración general, las bibliotecas hemos abogado siempre por un modelo de acceso a la información lo más abierto y amplio posible, abriendo nuestros catálogos, la consulta a los fondos en nuestras salas primero, luego, a través del acceso digital o mediante los servicios de acceso al documento, con una actitud de servicio público encomiable.

Ahora jugamos un papel activo en relación a la difusión en abierto de la producción científica del CSIC (publicaciones –datos- software), a la creación y gestión de planes de gestión de datos, a la evaluación y producción de informes relacionados con la producción científica para ayudar a nuestros científicos a concurrir a las convocatorias competitivas, les asesoramos en la interpretación de indicadores y métricas, también de las licencias, a posicionarse de forma unívoca con el uso de identificadores, a generarse perfiles de producción científica y a explotarla en portales de proyectos, grupos o institutos, a publicar en acceso abierto mediante los programas de pago por publicar (APC-Article Processing Charges) o transformando el modelo de licencias de suscripción a modelos de “Publicar y Leer”, etc. Todo esto debemos de hacerlo sin abandonar las tareas de gestión consideradas más tradicionales, pero que ahora tienen una prioridad menor.

Adaptarse a los cambios y a los nuevos paradigmas nunca es fácil, requiere tiempo, esfuerzo, formación, aprendizaje. Entender en definitiva que hay que navegar nuevos mares si no queremos naufragar hacia la orilla rocosa.

Volver al índiceSubir