SIMURG, un viaje desde el confinamiento

Enredadera, nº 35, julio 2020

Alexandra López
sandra@bib.csic.es
Unidad de Recursos de Información Científica para la Investigación (URICI-CSIC)

Madrid


 

 «No vaciles nunca en irte lejos, más allá de todos los mares,
de todas las fronteras, de todos los países, de todas las creencias».

Amin Maalouf

 

¡Qué valiosos son los viajes! En un viaje no solo hallamos rincones inimaginables, ensanchamos conocimiento y tolerancia, sino que, incluso, nos descubrimos a nosotras y nosotros mismos y crecemos un poquito más. Son tan importantes como esas sonrisas que se aprecian milésimas de segundo en unos ojos antes de que se dibujen en unos labios, y que tan esenciales nos son hoy esas milésimas de segundo cuando cualquier gesto se nos queda oculto, velado, detrás de una mascarilla.

 

Por tanto, los viajes, ya sean reales o imaginados, hay que hacerlos.

 

Y es que el paisaje a nuestro alrededor ha cambiado. Desfiles de bocas tapadas, gestos esquivos y protocolos que, más o menos, se han instalado en nuestra cotidianidad.

 

Hace tres meses cerrábamos nuestras puertas, como portones de castillos medievales, ante el invasor, queriendo recuperar lo que, sin darnos cuenta, estábamos perdiendo; e intentamos, con reconocido éxito que, en nuestros reductos particulares, se mantuvieran los ritmos de trabajo, los servicios y tareas: hallar, de alguna manera, la calma en el caos.

 

Desde la República independiente de mi casa, he seguido alimentando al portal Simurg con nuevos fondos y, ya que las circunstancias lo han permitido, también mejorando los ya existentes, buscando la manera de que la ausencia física en las instalaciones de la URICI fuera menos ausente.

 

Y estar centrada en el pasado, me ha permitido forjar aún más el pensamiento de que no hay mejor maestra que la Historia y, a la vez, mayor bálsamo en los momentos más difíciles, y que es hermoso encontrar este bálsamo en este o aquel libro; en esta o aquella carta, o en este o aquel dibujo o fotografía. Y con ellos, allí cuando no nos era posible viajar ni salir de casa, poder movernos a través de sus palabras o de sus colores.

 

En un momento donde han proliferado las series centradas en el tiempo como personaje protagonista y nos surgen un sinfín de preguntas, muchas de ellas sin respuesta (¿cómo es?, ¿qué es?, ¿podemos controlarlo?), durante el confinamiento he disfrutado de sacar del yacimiento arqueológico que es Simurg aquellos documentos que nos daban el aire fresco que necesitábamos o que, al menos, nos hacía bien.

 

Y, así, poquito a poco, día a día, Simurg nos condujo, ¡nada menos!, que a los témpanos del Lago Argentino en la Patagonia a una visita a la ciudad de Joppa desde el mar o sorprendimos a los lugareños de un arrabal en Alicante.

 

Joppa from the sea (ca. 1930)

 

No nos faltaron las compras en un mercado de curiosidades de Pekín y nos inmiscuimos en las tareas de un artesano de cuero o en el faenar agotador del campo.

 

“Comercio de curiosidades: tienda de objetos de arte e industria en Pekin”, El mundo en la mano (1878)

 

Hemos sido parte de la Comisión Científica del Pacífico, tímidamente, viajando a través de parte de su documentación con la que nos enterábamos, junto a Marcos Jiménez de la Espada, del origen de un ídolo Huaqui y del alfabeto que aparecía en él; hacíamos una visita al Museo Arqueológico Nacional para echar un vistazo a los vasos peruanos y damos una vuelta, para desperezar las piernas del trabajo, por la Plaza de San Juan de Dios, acompañando a los integrantes de la Comisión en su estancia en Cádiz.

 

Entre nuestras actividades con las que difundimos la diversidad de documentos que se albergan en Simurg, rompimos el protocolo de mantener la distancia social y nos arrancamos con unos Cantares del Beso para amenizar la distancia. Y también tuvimos tiempo de bailar con los sacerdotes de Odji-Gonghen en la fiesta de los cereales y, después, tomar un descanso escuchando el arrullo del agua bajo el Pont de la Capela.

 

Podríamos decir que no hemos parado.

Sin embargo, este tiempo de confinamiento también me ha permitido realizar viajes “de inmersión” dentro de los tesoros que se encuentran en Simurg, difundiendo su historia y la riqueza de su documentación a través de la serie Simurg Temático. De estos viajes inmersivos han salido durante el confinamiento noticias breves sobre la historia del incunable Liber Chronicarum (1493) y sobre la riqueza epistolar.

 

Y tras estos viajes, una vez de vuelta a la realidad y comenzando la “nueva normalidad”, soy consciente de que todo viaje ha se ser atestiguado y dejar constancia de forma más gráfica y visual, pero eso ya... eso ya es otra historia.

 


 
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