El IRNASA participa en un proyecto europeo que analiza suelos sometidos a distintas prácticas agrícolas para ver cómo influyen en la diversidad de hongos y bacterias. La hipótesis central es que una mayor diversidad de cultivos hace que la materia orgánica del suelo sea más diversa en su composición, lo que implicaría un incremento de la diversidad microbiana del suelo y la eficiencia con la que los microorganismos usan el carbono.