Actividades

 

Gravimetría
 

La gravimetría es una de las técnicas más difundidas en el estudio de regiones volcánicas. De acuerdo con el espaciamiento en el mallado de los datos se consigue una resolución equivalente y se determina la profundidad mínima a investigar. La profundidad máxima viene determinada, aproximadamente, por el radio del área observada. Las observaciones se realizan mediante gravímetros relativos que permiten alcanzan precisiones en campo inferiores a 10-7 ms-2. Son éstos instrumentos portátiles que no alteran ni agreden el entorno donde se utilizan


Magnetismo
 

El estudio de las anomalías magnéticas constituye una potente herramienta en el conocimiento de la estructura de la corteza. Las áreas volcánicas presentan características particulares que las convierten en únicas desde el punto de vista magnético. Debido al elevado contenido en minerales ferromagnéticos de las rocas volcánicas, la señal magnética asociada a las mismas es habitualmente muy intensa, con anomalías que pueden alcanzar varios miles de nT. Para obtener un mapa de anomalías magnéticas en una determinada región de interés, el primer paso consiste en la adquisición de datos, es decir, la medida del campo magnético terrestre en un conjunto de puntos realizada mediante un magnetómetro.


Georadar
 

El método de prospección con georádar implica la utilización de dos elementos: una pareja de antenas transmisor-receptor y una unidad de control. Las antenas son de diferentes frecuencias (50, 100 y 200 Mhz) y sus dimensiones oscilan entre los 2 m y los 50 cm de largo, de forma rectangular. Las antenas se desplazan por la superficie del terreno mientras va emitiendo radiación de microondas en las distintas frecuencias. Las microondas penetran en el terreno y se reflejan en las diferentes capas que lo constituyen volviendo a la antena. En función del tiempo que tardan en volver, se puede determinar la profundidad de estas capas. La profundidad máxima alcanzada oscila entre los 15 y 20 metros.


 Microsísmica
 

El estudio de la microsismicidad, en el Parque de Timanfaya, se plantea desde el punto de vista de las oscilaciones débiles de fondo que se pueden manifestar en la superficie terrestre, lo que permitirá detectar peculiaridades en la estructura, así como parámetros mecánicos en zonas subsuperficiales. Este tipo de señales, presente en cualquier punto de la superficie terrestre, son una buena herramienta para estudiar efectos de sitio. Para realizar estas medidas de microsismicidad se utilizará un sismógrafo, consistente en un péndulo de corto periodo industrial avanzado con un sistema de feedback añadido. Las campañas de observación microsísmica se realiza con estacionamientos puntuales de la instrumentación, de unos 50 minutos de duración, en puntos fijados con anterioridad. Para evitar perturbaciones ambientales, tales como el viento, debe procurarse el máximo aislamiento del sensor a través de pequeños enterramientos, protecciones naturales o artificiales que, en ningún caso, causan ningún daño ni destrozo incompatible con la conservación de la zona.