PIONEROS DE LA FOTOGRAFÍA EN GALICIA La primera noticia concreta sobre la presencia de la fotografía en Galicia data de 1843 y proviene del daguerrotipista Enrique Luard Falconier, que ejerció en A Coruña. Es posible, sin embargo, que existiesen con anterioridad fotógrafos que por temporadas se asentaban en las principales ciudades y villas de Galicia. Combinaban esta actividad con otras, puesto que casi todos ellos eran también comerciantes, pintores retratistas o simples interesados en los progresos científicos y técnicos. En 1850, la revista Galicia se refiere por primera vez al invento fotográfico en tierras gallegas, ya conocido gracias a las noticias que sobre él publicaron medios de mayor alcance. La creciente demanda llevó a los fotógrafos a actualizar permanentemente su técnica y a abandonar progresivamente las actividades complementarias, así como a sedentarizarse y fundar estudios fotográficos estables.
El primer estudio fotográfico compostelano es el de Andrés Cisneros, quien se refiere a sí mismo como “retratista-pintor” siendo una de sus especialidades el talbotipo. Retrató la Exposición Regional de 1858 en Santiago de Compostela y expuso en ella una serie de 14 fotografías sobre el evento y la ciudad.
En la década de 1870 el arte fotográfico está presente ya en todas las ciudades gallegas y en la de los ochenta ejercieron profesionalmente José Sellier y Felipe Prosperi en Vigo; Francisco Prieto en Ourense, Pontevedra y Marín; y Francisco Zagala y Manuel Chicharro en Santiago.
La progresiva simplificación del proceso técnico motivó un abaratamiento de los costes, un menor tiempo de exposición y una mayor calidad de imagen. En consecuencia, crece el número de profesionales y nace la figura del aficionado.
Inicialmente, la dedicación principal de estos fotógrafos era el retrato, pero en las últimas décadas del siglo XIX y sobre todo ya en el siglo XX, nuevos fotógrafos – profesionales o no- recogerán con su cámara acontecimientos sociales, monumentos o paisajes. Un campo de gran interés – en cuanto que acerca a la fotografía a un público más amplio y proporciona nuevas posibilidades profesionales- es la reproducción de la imagen fotográfica en revistas y libros. La técnica del fotograbado permitirá a la revista Extracto de Literatura publicar el 7 de enero de 1893 la primera fotografía. Un indicio más de la fuerza de este arte y de las posibilidades que la sociedad ve en ella es la aparición en 1897 de las primeras imágenes publicitarias en la revista Galicia Moderna, donde varios establecimientos pontevedreses anunciaron sus productos.
APRENDIZAJE A finales del siglo XIX no existían escuelas de fotografía por lo que el proceso de aprendizaje era autodidacta. Los primeros fotógrafos eran personas, normalmente, de clases acomodadas que mostraban un gran interés por los avances tecnológicos de la época y muchos de ellos compaginaban la fotografía con otras actividades comerciales –como la venta de instrumental médico o el retrato pintado-. El creciente éxito del retrato fotográfico provocó poco a poco la sedentarización de sus profesionales, el nacimiento de los estudios y la dedicación exclusiva.
En este contexto, se aprendía el arte fotográfico como cualquier otro oficio, en una carrera que se inicia como aprendiz o mozo al lado de un maestro.
Chicharro pertenece a la segunda generación de fotógrafos, lo que supone que existían ya expertos en Galicia capaces de difundir sus conocimientos. Ellos aprendieron el oficio trabajando como ayudantes de profesionales ya establecidos (en el caso de Chicharro con el coruñés Sellier) y una vez dominadas las técnicas, dieron el paso de abrir su propio estudio, la mayoría en otra ciudad, en busca de nuevos clientes. |